La pandemia impulsó en más de 80% el e-commerce en México, lo que generó un valor de más de 300 millones de pesos durante 2020, una actividad que pese a ser positiva para la economía del país, también abrió otra ventana negativa que afecta a comercios y usuarios: el fraude.
El fraude en una transacción electrónica es un riesgo latente para los comercios, una eventualidad que el contexto de contingencia agudizó no solo con afectaciones para los compradores, sino también, para los comercios de todos tamaños bajo un esquema comercial online.
Un análisis realizado en 2020 de Minsat, la unidad de negocio de soluciones de tecnología y consultoría de Indra, reveló que el nivel de bancarización en México es de solo 36.9% de la población mayor de 18 años.
México se sitúa por debajo de Chile, Brasil, República Dominicana, Argentina y Colombia entre los países de la región.
Comercios, los más afectados
Aunque los comercios son las principales víctimas de fraude, la gestión representa una de esas tareas que restan mucho tiempo a los esfuerzos por hacer crecer un negocio y desarrollar nuevos mercados, según un reciente análisis de Clearsale.
Sin embargo, la firma estima que, no hacer nada con respecto al fraude, puede significar un desastre para el negocio.
México es un país desafiante porque combina altas tasas de contracargos y altas tasas de falsos positivos (o declinaciones de clientes reales) en comparación con otros países que tienen más alto solo uno de estos dos factores, dijo Rafael Lourenco, vicepresidente de Clearsale.
Se estima que entre el 1% y 2% de las compras totales por e-commerce pueden resultar fraudulentas, de acuerdo con Christian León, director regional de Signifyd, una compañía que ofrece una plataforma de solución antifraude a los comercios, principalmente a retailers como Walmart.
La compañía, que tiene como puntos de partida para la proyección en América Latina ta México y Brasil cuenta con una solución que mediante tecnología como la inteligencia artificial y el big data puede determinar en milésimas de segundos si una transacción es o no fraudulenta.
Para ello, se analizan múltiples variables de un usuario, desde la tarjeta que se está utilizando, hasta los horarios de compra, direcciones de envíos, velocidad de compra así como los dispositivos que se están utilizando para realizar dichas compras.
México, el alumno de Brasil
México es hoy un mercado difícil para la prevención del fraude, por encima de Brasil, que fue hace algunos años el país número uno en fraude en línea, asegura Clearsale.
Además de los contracargos y falsos positivos, hay otras causas que hacen de México un país donde el fraude en línea es un problema: direcciones o códigos postales no estandarizados y un mercado de pagos heterogéneo.
En algunos, los e-commerce recurren a los agregadores y otros conectan directamente con los bancos, además de altas tasas de declinación por parte de los bancos, baja penetración de tarjetas de crédito y un reciente historial del e-commerce.