A punto de terminar el 2022, la industria mexicana no logra superar los niveles de producción que registraba antes de la pandemia de COVID-19.
Sin embargo, la manufactura nacional ha levantado la mano y ha sido el soporte de la economía mexicana, pese a las adversidades que vive Estados Unidos, el mayor socio comercial del país.
Los motivos son bastos, pero destacan la lenta reactivación, debilidad económica mundial, altos niveles inflacionarios y concentración de recursos federales en grandes obras para el sureste mexicano.
De acuerdo con datos desestacionalizados del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), durante los primeros nueve meses del año, la actividad industrial de México se ubicó 2.1% por debajo de los niveles de igual periodo del 2019, antes de la emergencia sanitaria.
Los cuatro grandes sectores industriales son manufactura, construcción, minería y generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos al consumidor final.
El entorno se está tornando más adverso, con los riesgos del exterior ganando fuerza, mientras que las condiciones domésticas para algunos sectores se mantienen retadoras
advierte Banorte.
Motor económico con claroscuros
La manufactura es el motor económico de México y en el cual recaen las esperanzas industriales. En el acumulado a septiembre creció 3.0% respecto a los niveles prepandemia, superando los trastornos de la contingencia.
No dejar de leer: Repunte del PIB estadounidense dinamiza la manufactura mexicana
No obstante, el grupo financiero indica que las manufacturas dan señales de desaceleración en Estados Unidos, según el PMI de octubre de S&P Global, que cayó a 50.4 puntos, su nivel más bajo desde junio del 2020, situación que podría tornarse más adversa por un mayor apretamiento monetario.
Si bien las condiciones generales para el comercio parecen haber mejorado, ahonda Banorte, las disrupciones persisten en sectores clave, como los contagios al alza en China con confinamientos en centros tecnológicos como Zhengzhou, cuyo impacto sería más modesto por menores restricciones.
También añade un efecto adverso para la manufactura nacional, proveniente de los paros técnicos que continuaron en el sector automotriz, con reportes de cierres en plantas de VW, Nissan y GM.
Te puede interesar: Exportación de autos asciende a 267,910 unidades en octubre, su mayor nivel desde diciembre de 2020
Pero otros subsectores mejorarían el escenario, anticipando un ligero impulso en electrónicos y enseres domésticos antes de la temporada de ventas de fin de año.
Minería, recuperada
La minería fue otro sector industrial que rebasó el umbral prepandémico en los primeros nueve meses del año, con un aumento de 0.7%.
Banorte destaca que, en la parte petrolera, Pemex ha seguido impulsando proyectos clave, notando la aprobación reciente de la CNH para desarrollar el campo Lakach en aguas profundas, con un estimado de reservas de 937,000 millones de pies cúbicos de gas.
“Considerando esto, así como el desempeño en lo que va del año, creemos que los nuevos esfuerzos mantendrán la producción relativamente estable, aunque todavía con la necesidad de más inversión para fijar una tendencia al alza en el sector”, asevera.
También leer: Pemex incumple con reducir quema de gas para no dañar medio ambiente
Cimientos quebrados
La principal preocupación de la industria mexicana es la construcción, sector que se encuentra 12.4% por debajo de la producción mostrada entre enero y septiembre del 2019.
De acuerdo con varios representantes regionales de la CMIC, las obras residenciales han sido impactadas por presiones en costos, especialmente en la vivienda de interés social.
El grupo financiero asegura que en la construcción no residencial, que sería clave en el 2023, los esfuerzos de nearshoring parecen estar impulsando mayor interés en parques industriales, particularmente en Jalisco, Baja California y San Luis Potosí.
“Destacamos que el progreso en el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec está rezagado, particularmente en Veracruz”, concluye.