Telefónica México es el primer operador de telecomunicaciones que formalmente anunció la devolución de espectro radioeléctrico al Estado mexicano debido al alto costo, lo que, aunado a la competencia de AT&T y Telcel, lo llevó a modificar su plan de negocio para rescatarlo.
Este primer caso en México es reflejo de que al ser de tan alto costo para los operadores, el impacto es en la misma dimensión a distintos niveles, siendo la inversión, el empleo, los servicios que se ofrecen y la sana competencia en la industria de telecomunicaciones, los principales afectados.
Un primer problema es que si no se hace una valuación eficiente del espectro, no habrá una asignación eficiente, aseguró Alejandro Navarrete, titular de la Unidad de Espectro Radioeléctrico del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT).
En ese sentido, el especialista puntualizó que además de que ello puede derivar en la pérdida de la concesión de la licencia de un operador o el cierre de un negocio, con la pérdida de servicios, inversiones y empleos.
Si los cobros que se hacen por el uso de este bien del dominio público son demasiado altos puede resultar incosteable para las empresas seguir proveyendo los servicios, porque una cantidad muy elevada de los ingresos se iría solamente al pago por el uso de espectro
Alejandro Navarrete, titular de la Unidad de Espectro Radioeléctrico del IFT
Este es el caso de Telefónica México, quien pactó una alianza con AT&T para ganar clientes y mejorar sus finanzas, un plan que reabrió el debate por el alto costo que sigue estando sobre la mesa de la industria de telecomunicaciones y radiodifusión.
Las afectaciones por espectro caro se extienden a la sana competencia, porque el costo del espectro, por cada rango de frecuencia, tiene un costo, independientemente si una empresa tiene muchos o pocos usuarios, por lo que naturalmente le será más fácil a una empresa con más clientes hacer frente a los costos.
La importancia de que se haga una correcta valuación es que, si el Estado va a recibir un pago, se tiene que tener el pago justo por permitir el uso de este dominio público, pero sin que éste se convierta en una condicionante, puesto que hay que hacer una distribución adecuada.
Para Navarrete, no se puede malgastar el tiempo y los recursos haciendo una mala licitación a través de una mala valuación del espectro.
Por ello, lo que se pretende es que si se va a licitar espectro, finalmente se pueda asignar y pueda ser utilizado para proveer los servicios de radiodifusión y telecomunicaciones que fueron previstos en el diseño de la licitación que corresponda.