Es oficial. A los inversionistas que participaron en la Fibra E del que sería el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México recibieron su finiquito este jueves por parte del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM).

La empresa a cargo del aeropuerto informó mediante un comunicado que los tenedores de los certificados bursátiles de la FNAIM.18 recibieron un pago total de 34,027 millones 215,625.99 pesos, que representan la cantidad inicial invertida (30,000 mdp) más el rendimiento objetivo del 10% en términos reales (4,000 mdp) .

El acuerdo económico se alcanzó en una asamblea del 12 de febrero y Nafin será la institución encargada de realizar los pagos. 

El pago total de la amortización anticipada se realizó con cargo al Fideicomiso del NAIM (MexCAT, por sus siglas en inglés), en el que “se encontraba invertido en su totalidad lo recaudado con la emisión de la Fibra, sin que haya sido utilizado o comprometido, por lo que la operación no requirió ningún recurso público”, aseguró el GACM.

Además del capital invertido, el gobierno a través de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) aún debe finiquitar los contratos vigentes, que suman alrededor de 300 relacionados con las obras.

Es así como el gobierno mete reversa al más ambicioso legado en infraestructura que quiso dejar el expresidente Enrique Peña Nieto, que previo a su salida reportaba un avance de la obra del 37%.

La consulta, bala definitiva

Antes de proclamar victoria el 1 de julio, el presidente Andrés Manuel López Obrador, entonces líder de Morena, criticó el costo del aeropuerto en Texcoco y una supuesta red de corrupción en los contratos con las constructoras. Argumentó que se daría un ahorro de 100,000 millones de pesos.

Una vez que tomó posesión, llevó a cabo una consulta popular a finales de octubre del año pasado que recibió críticas de la sociedad civil, círculos académicos y políticos, por la metodología empleada para definir si debía o no llevarse a cabo la obra. Aquel fin de semana ganó el “No”.

El único ganador, y contra todos los pronósticos, de la cancelación del proyecto de infraestructura, fue Carlos Slim, cuyo conglomerado Grupo Carso, logró salir ileso en los mercados financieros pese ser la segunda empresa con mayor número de contratos para su edificación, sólo después de ICA.

Del 24 de octubre al 8 de enero, los títulos del grupo acumularon una apreciación del 23%.

Una de las primeras noticias que llegó sobre el NAIM con el nuevo gobierno, ya instaurado, fue el 3 de diciembre, cuando el Consejo de Administración del GACM emitió una oferta de recompra por 1,800 millones de dólares del total de 6,000 millones de dólares en bonos emitidos para financiar la construcción.

Esto provocó que el precio de los bonos -al menos tres de los cuatro colocados en mercados internacionales- presentaran un incremento superior al 12%. También se dio a conocer que la recompra de los bonos no se haría con intercambio con Certificados de la Tesorería (Cetes), de acuerdo con la minuta del nuevo consejo de administración, ya que afectaría la deuda soberana.

En aquel momento, el presidente aseguró que se protegería a los inversionistas, quienes conformaron el grupo de tenedores de bonos Ad Hoc, representado por el despacho Hogan Lovells, para iniciar las negociaciones con el gobierno a partir de la oferta de recompra propuesta en diciembre.

Las negociaciones del nuevo gobierno

La Secretaría de Hacienda anunció el 17 de diciembre que el Fideicomiso del Aeropuerto de la Ciudad de México (MexCAT) había ofrecido comprar las notas emitidas para financiar la construcción de la terminal aérea a un precio par de 1,000 dólares por cada 1,000 dólares de bonos emitidos más intereses, agregando que esta oferta no sería mejorada.

Para el 20 de diciembre, López Obrador aseguró que la construcción de las dos pistas del aeropuerto de Santa Lucía serían construidas por elementos del ejército mexicano, destacando la participación de ingenieros militares.

El 3 de enero, el secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, anunció la cancelación oficial de la construcción del NAIM de la Ciudad de México.

“Se logró la aceptación de la venta de los 1,800 millones de dólares (en bonos) y la aceptación de los que no quisieron vender sus bonos porque tiene confianza en lo que pasó en el gobierno, aceptaron las modificaciones que nos permitirán no asignar el crédito obtenido a la construcción de un aeropuerto en Texcoco, sino que es un préstamo al gobierno que está garantizado a través de Nacional Financiera por la tarifa del aeropuerto”, dijo Jiménez Espriu.

Ese mismo día, el funcionario declaró que desde el 27 de diciembre se había dado la instrucción al director del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México para comenzar con la cancelación de los contratos, así como con las negociaciones correspondientes.

El último acuerdo

Fue hasta el 12 de febrero que los tenedores aceptaron la propuesta presentada por el GACM para la liquidación de la serie de bonos con vencimiento en 2026.

Ese día, el grupo dio a conocer que el acuerdo para “ejercer la Opción de Amortización en Efectivo de la Totalidad de las Acciones Serie ‘P’” se había fijado por una cantidad mínima de 5,443,603 Unidades de Inversión (UDIS), es decir, 34,250,000 de pesos, cifra que suma el interés generado que señalaba el contrato original, además del ajuste inflacionario respectivo.

En marzo de 2018, el Fideicomiso de Inversión en Bienes Raíces (Fibra) levantó 30,000 millones de pesos para la construcción del NAIM.

El aeropuerto de la base aérea militar de Santa Lucía no deja atrás la polémica que se creía enterrada junto con los cimientos del NAIM, pues a este nuevo proyecto, ya hay algunas empresas que podrían ‘hacerle el feo’.

Aeroméxico e Interjet serían algunas de las que pueden ‘hacerle el feo’ al proyecto, pues su modelo de negocio, conocido como Hub and Spoke, les impediría mantener su rentabilidad, coincidieron expertos del sector. Conoce la historia completa de las aerolíneas que podrían renunciar a estar en el nuevo aeropuerto.