El Estado de México no conoce otros colores a nivel gubernatura más que los del Partido Revolucionario Institucional. La entidad ha sido históricamente el bastión donde por años la oposición no había logrado poner en apuros al grupo dominante. Pero ahora todo puede ser distinto.

La irrupción de Morena desde el 1 de julio en la escena nacional y específicamente en territorio mexiquense, da cuenta de que un próximo objetivo del partido encabezado por Andrés Manuel López Obrador es hacerse de la entidad que más votos otorga a un partido político en el país.

La relevancia del Edomex en el proyecto que planea desarrollar la próxima administración es clave. El plan para tratar de acabar con la saturación aérea, luego de la cancelación del nuevo aeropuerto en Texcoco, implica usar la terminal ubicada en Toluca, la capital de ese estado.

López Obrador destacó en la conferencia donde anunció el fin del NAIM la comunicación con Alfredo del Mazo, actual gobernador, para apoyar el proyecto aéreo. En contraparte, el priista dijo respetar los proyectos del próximo gobierno y que la decisión es una oportunidad para el estado.

Aunque los mexiquenses acudirán a las urnas hasta el próximo 2023 para renovar la gubernatura, lo cierto es que el movimiento morenista pavimenta un camino con miras a esa fecha, en la que las bases comienzan a sentarse con personajes clave y control de los otros poderes.

El Estado de México es estratégico por su ubicación geográfica, por su simbolismo de baluarte priista, por ser la entidad que más votos da, por su densidad de población y porque va a ser “el más beneficiado” en recursos en el proyecto del Presupuesto Federal 2019, según palabras del presidente electo.

El PRI, en jaque

En las elecciones presidenciales de julio, de los 8.04 millones de votos emitidos en la elección en el Edomex, López Obrador se quedó con poco más de la mitad: 4.3 millones. El candidato priista, José Antonio Meade, se colocó en un lejano tercer lugar con solo 1.54 millones de sufragios.

En cuanto a la elección de diputados federales, el dominio morenista también se hizo presente. La coalición que formó junto al PT y el PES les dio el triunfo en 37 de los 41 distritos en juego.

En los comicios para senadores, Delfina Gómez e Higinio Martínez, dos personajes clave en el proyecto de López Obrador para hacerse del Edomex, triunfaron sin mayor problema al quedarse con el 47.91% de los votos totales emitidos.

Si a nivel federal el triunfo morenista fue contundente, el panorama no cambia mucho a nivel estatal. El Movimiento Regeneración Nacional ganó en 54 de los 125 municipios que hay en territorio mexiquense, incluyendo a Toluca, Ecatepec, Naucalpan y el simbólico Atlacomulco.

En el Congreso local, Morena se quedó con la mayoría. De los 75 diputados que componen la cámara, 52 son de Morena. La irrupción del partido encabezado por López Obrador en el Edomex es clara en línea con el fenómeno ocurrido a nivel nacional.

Delfina, la ‘súper delegada’

Hace aproximadamente un año, Delfina Gómez provocó el primer gran dolor de cabeza al priismo mexiquense. La maestra de profesión y con una carrera política poco conocida se quedó cerca del 3% de votos para arrebatarle el Estado de México al PRI y su entonces candidato Alfredo del Mazo, actual gobernador.

En esa ocasión, las acusaciones morenistas de un presunto juego sucio en la entidad no se hicieron esperar. Hoy la ex presidenta municipal de Texcoco tendrá una segunda oportunidad en un importante cargo para la próxima administración federal: delegada de Programas de Desarrollo.

Según el proyecto de administración pública de López Obrador, estas figuras que han sido denominadas popularmente como los “súper delegados” estarán encargadas de revisar y conducir los recursos federales de programas y planes de desarrollo a nivel estatal.

Para Nicolás Loza, investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), este cargo que ostentará Gómez a partir del 1 de diciembre será muy importante.

Va a ser un personaje muy poderoso que se va a poner al servicio de Morena en la entidad, del partido a nivel nacional, del poder del Ejecutivo y particularmente del proyecto de Morena en el estado, ya sea construyendo una candidatura a gobernador en la figura misma de la delegada u orientando los recursos hacia las personas que el delegado seguramente en acuerdo con el presidente de la República y líder de Morena hayan decidido

Nicolás Loza, politólogo e investigador

Para el politólogo, los “súper delegados” van a tener un gran poder frente a los gobernadores. “Serán emisarios políticos del poder Ejecutivo en la entidad que va a tener por un lado la cartera y por otro lado una fuerte representación federal del partido mayoritario”.

Refundación priista desde el Edomex

Junto a Coahuila, Colima, Hidalgo y Campeche, el Estado de México es uno de los bastiones que el priismo aún mantiene sin ceder el poder a la oposición.

El proyecto nacional del Partido Revolucionario Institucional se encuentra en revisión luego de la derrota sufrida a nivel nacional.

“Me parece que dado el contexto nacional, si el PRI hubiera perdido en el Estado de México o en cualquiera otra entidad controlando al Ejecutivo, controlando a las Cámaras, en una pendiente de crecimiento, mantener esa entidad no sería tan difícil, en cambio ahora han perdido esa entidad en consonancia con su derrota a nivel nacional y han perdido muchos recursos”, indica Loza.

Para el especialista, la próxima elección estatal para renovar la gubernatura mexiquense en el 2023 será una especie de escenario anticipado de lo que pueda ocurrir al siguiente año en los comicios presidenciales, donde estará a prueba el trabajo desempeñado por López Obrador a nivel federal y un intento del priismo por tratar de recuperarse, pero no ve un buen pronóstico.

La maquinaria de Morena ha comenzado a operar en territorio mexiquense, con el control del congreso local y de los municipios más importantes sumado a la figura de Delfina Gómez, que operará como la delegada federal.

El panorama luce complicado para del Mazo y el priismo, quienes tienen ante sí un contrapeso que se espera sea fuerte.

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