La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) tiene ante sus ojos las dos batallas más importantes desde que se fundó hace casi 40 años: la democratización del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y la abrogación de la reforma educativa, impulsada en el sexenio de Enrique Peña Nieto.

Pero estas batallas no suponen victorias totales para el principal organismo de insurrección magisterial, surgido a finales de la década de 1970.

Por una parte, la democratización de la elección de la dirigencia del SNTE puede abrir la puerta al regreso de Elba Esther Gordillo, una de sus principales contrincantes políticas, mientras que por el otro, la supuesta eliminación de la reforma educativa posiblemente no cumpla con las expectativas de la Coordinadora.

La lucha que derivó en disidencia

Desde sus orígenes en 1979, la CNTE se erigió como un organismo disidente, nutrido por maestros y trabajadores de la educación de los estados de Chiapas, Tabasco, Guerrero, Oaxaca, Morelos, Hidalgo y Michoacán.

El primer objetivo que estableció la organización magisterial tras su fundación fue democratizar el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), el grupo sindical de maestros más numeroso del país.

Lo que exigía el movimiento era una elección del dirigente del sindicato a través de votaciones democráticas y no por decisión del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), como ocurre hasta la fecha.

“La CNTE surgió de la inconformidad existente en el magisterio nacional por la antidemocracia en el SNTE y la precaria situación económica y laboral de los trabajadores de la educación del país”, según establece en su página web la sección 9 de la CNTE.

Por ello, los dos principales contrincantes de la Coordinadora han sido el profesor Carlos Jonguitud Barrios y la maestra Elba Esther Gordillo, quienes en conjunto sumaron 39 años al frente del SNTE bajo el amparo transexenal de siete presidentes de México.

Jonguitud Barrios llegó a la dirección del sindicato de maestros en 1974 gracias al apoyo del presidente Luis Echeverría, pero su carrera como dirigente magisterial incluyó los sexenios completos de José López Portillo, Miguel de la Madrid y un año del de Carlos Salinas de Gortari.

Este último nombró como la sustituta de Jonguitud Barrios a a Elba Esther Gordillo, quien se perpetuó en el cargo entre 1989 y 2013 con múltiples señalamientos de corrupción y enriquecimiento ilícito, hasta que fue encarcelada por el delito de operación con recursos de procedencia ilícita al comienzo del gobierno de Enrique Peña Nieto.

Actualmente la exlideresa del SNTE se encuentra en libertad y ha manifestado su deseo por recuperar el control del sindicato. Paradójicamente, la posibilidad de alcanzar la democratización de la organización puede significar también el regreso de la maestra de 74 años a la dirección.

En un video publicado el 21 de noviembre del año pasado, Gordillo pidió una votación democrática para elegir al nuevo dirigente del organismo sindical. “Vamos unidos y sin miedo por el SNTE”, advirtió la maestra en el material.

Lev Velázquez, miembro de la sección XVIII de la CNTE ubicada en Michoacán, dice que se espera que la modificación en la elección de la dirigencia del SNTE llegue al Congreso de la Unión la próxima semana. “Por ahí del 5 o 6 de abril”, detalla.

“El regreso de Elba es una posibilidad. La Coordinadora no va a renunciar a una lucha de más de 30 por democratizar el SNTE, pero en este momento hay cosas importantes que tiene que atender, como la reforma educativa”, dice Mauro Jarquin, politólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Un nuevo objetivo

Como dice el politólogo, aunque la CNTE no perderá de vista el cambio en el proceso de selección de la dirigencia del sindicato, su mayor preocupación en los últimos años ha sido la reforma educativa de Peña Nieto.

Dicha medida excluyó el régimen laboral del magisterio del artículo 123 constitucional para incorporarlo al 3, el cual establece la política en materia de educación, no de trabajo.

La contrarreforma propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador no modifica la excepción ni la modifica sustancialmente.

“La admisión, promoción y reconocimiento del personal que ejerza la función docente, directiva o de supervisión, se realizará a través de procesos de selección a los que concurran los aspirantes en igualdad de condiciones (…) Los nombramientos derivados de estos procesos sólo se otorgarán en términos de la ley”, dice el artículo tercero del dictamen que se aprobó en comisiones de la Cámara de Diputados este miércoles.

Además, aunque se plantea la desaparición del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), el dictamen establece la creación del Sistema Nacional de Mejora Continua de la Educación como su sustituto. 

Inclusive la propia iniciativa determina que los recursos destinados originalmente al INEE, deben pasar al nuevo organismo que se encargará de la evaluación general del Sistema Educativo Nacional. La desaparición total del INEE, que ha costado miles de plazas a los maestros, era una de las exigencias principales de la CNTE.

“Muchas de estas cosas no nos parece correctas, nos parecen que siguen reproduciendo la lógica de la anterior reforma educativa”, opina Lev Velázquez, quien además anticipa que las protestas magisteriales continuarán si el gremio no se siente satisfecho con las medidas aprobadas.

“A mi lo que me parece es que va a haber reacciones puntuales a partir del congreso de la Coordinadora, que va a ser entre 5 y 7 de abril, me parece. Ahí se va a tener que discutir cuál va a ser la reacción de la CNTE pero de entrada yo creo que rechazan el dictamen”, advierte el michoacano.