¿Fractura en la cúpula empresarial?: el nuevo consejo de Carlos Slim y Francisco Cervantes ‘sacude’ a la IP

La llegada de José Medina Mora a la presidencia del CCE ocurre en un momento particularmente sensible. Por un lado, deberá recomponer la relación con aquellos empresarios que ven con recelo la cercanía que Francisco Cervantes mantuvo con la administración federal. Por otro, enfrentará el desafío de definir el papel del organismo frente a un nuevo consejo que, en los hechos, podría desplazarlo como principal interlocutor con el gobierno.

Claudia Sheinbaum sacudió a la IP con el anuncio del Consejo para Detonar la Inversión, un órgano que, más que un simple instrumento de promoción económica, ha encendido señales de una posible fractura en las cúpulas del sector privado. Aunque el gobierno lo presenta como una plataforma para acelerar proyectos productivos, en los hechos se trata de una iniciativa impulsada desde el poder económico por Carlos Slim y Francisco Cervantes, con el aval presidencial.

ChihuahuaChihuahua

La existencia de un nuevo consejo no solo reordena liderazgos, también exhibe tensiones con las estructuras tradicionales de representación empresarial, particularmente con el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), que entra en una nueva etapa con la entrada este miércoles de José Medina Mora, quien ocupará el lugar de Cervantes.

Desde antes del anuncio oficial, el director general de EL CEO, Mario Maldonado, adelantó en exclusiva los nombres que integrarían este nuevo grupo empresarial. La lista confirmó la consolidación de empresarios que han acompañado a los gobiernos de la 4T, movimiento político con el que han hecho grandes negocios.

Un consejo más… ¿y para qué?

De acuerdo con la presidenta, el nuevo Consejo para Detonar la Inversión tendrá como objetivo atraer capital nacional y extranjero para apuntalar el crecimiento económico. Pero la crítica no tardó en aparecer: ¿por qué crear otro órgano cuando ya existen instancias empresariales consolidadas?

El malestar creció debido a la coincidencia política, antes de la llegada de Medina Mora a la presidencia del CCE. Para algunos liderazgos empresariales, el mensaje fue claro: el nuevo gobierno ya eligió a su interlocutor preferente, al margen del organismo cúpula del sector privado.


EL CEO la revista 4

El grupo está integrado por 18 empresarios de alto perfil, entre ellos Carlos Slim Helú, Carlos Slim Domit, Bernardo Gómez, Alejandro Baillères, Carlos Hank González, Altagracia Gómez Sierra, Alfonso de Angoitia, José Antonio Fernández, Álvaro Fernández, Juan Pablo del Valle, José Antonio Chedraui, Alejandro Soberón, Laura Díez Barroso y el propio Francisco Cervantes.

La composición del consejo refleja una mezcla de poder económico tradicional, figuras mediáticas, herederos de grandes fortunas y empresarios que han logrado posicionarse como aliados estratégicos de la Cuarta Transformación.

Slim, el arquitecto del movimiento

En el centro de esta reconfiguración está Carlos Slim. El dueño de Grupo Carso es, de acuerdo con diversas fuentes del sector, el principal promotor del nuevo consejo y quien impulsó directamente la incorporación de perfiles de su círculo de confianza, incluido Francisco Cervantes.

La intención del empresario es construir un bloque capaz de entregar resultados tangibles al nuevo gobierno, especialmente ante uno de los mayores retos del sexenio: la renegociación del T-MEC. En ese escenario, Slim apuesta por un grupo compacto, con llegada directa a la Presidenta y sin los contrapesos internos que caracterizan a los organismos empresariales tradicionales.

Medina Mora y el riesgo de una cúpula dividida

La llegada de José Medina Mora a la presidencia del CCE ocurre en un momento particularmente sensible. Por un lado, deberá recomponer la relación con aquellos empresarios que ven con recelo la cercanía que Francisco Cervantes mantuvo con la administración federal. Por otro, enfrentará el desafío de definir el papel del organismo frente a un nuevo consejo que, en los hechos, podría desplazarlo como principal interlocutor con el gobierno.

A diferencia de su antecesor, Medina Mora ha proyectado una imagen de mayor independencia y perfil técnico, elementos que le han valido el respaldo de sectores empresariales que buscan una postura más firme frente al poder político. Su experiencia, además, lo coloca como una de las cartas más sólidas para encabezar las negociaciones comerciales con Estados Unidos y Canadá rumbo a 2026.

Pero la pregunta de fondo es si el CCE mantendrá su peso histórico o si quedará subordinado a un esquema paralelo impulsado desde el poder económico con aval político.

Francisco Cervantes, el operador del nuevo poder

Quien emerge fortalecido de este reacomodo es Francisco Cervantes. El presidente saliente del CCE no solo sobrevive al cambio de administración, sino que incrementa su influencia al convertirse en una de las piezas clave del nuevo consejo impulsado por Slim y respaldado por Sheinbaum.

En los últimos años, Cervantes mantuvo una relación cercana con el gobierno federal, participando en anuncios clave como el incremento al salario mínimo y la reforma laboral de las 40 horas. Además, fue el impulsor del Comité Especial para la Inversión y Relocalización de Empresas, que operaba en coordinación con el Consejo Asesor de Desarrollo Económico Regional y Relocalización (CADERR), encabezado por Altagracia Gómez.

Paradójicamente, ambos esquemas ahora parecen quedar desplazados por el nuevo consejo presidencial, lo que refuerza la crítica de fondo: la creación constante de nuevas instancias sin una evaluación clara de las existentes.

Hoy, con el respaldo explícito de Carlos Slim y de la presidenta Sheinbaum, Francisco Cervantes se perfila como el verdadero interlocutor entre la iniciativa privada y el gobierno federal. Un movimiento que no solo redefine liderazgos, sino que amenaza con profundizar la división en la cúpula empresarial mexicana.

Te puede interesar:

Para más información, visita nuestro canal de YouTube

back to top EL CEO