El destino de más de 4,000 millones de pesos –cantidad igual al costo del avión presidencial “José María Morelos y Pavón” y de la construcción del lugar que le dio resguardo, el hangar presidencial— es incierto.

Ayer por la tarde, el equipo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), que dirige Carlos Urzúa, y del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras), a cargo de Jorge Mendoza, anunció el inicio del proceso de venta del controvertido Boeing 787-8 -adquirido al final de la administración de Felipe Calderón, pero utilizado en el sexenio de Enrique Peña Nieto-.

El costo total del avión de 57 metros de longitud y capacidad máxima de 80 pasajeros fue de 2,952 millones de pesos, dinero que el gobierno federal, a través de Banobras, se comprometió a pagar en 15 años.

A esa cantidad deben sumarse casi 2,000 millones de pesos más, porque el avión que tocó suelo mexicano en febrero de 2016 no llegó solo.

Para su integración a la flotilla aérea, las empresas SGS de México, Búnker Arquitectura y Concretos y Obra Civil del Pacífico –de Juan Armando Hinojosa Cantú, dueño de Grupo Higa, el controvertido contratista de la “casa blanca”— construyeron un hangar en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), con un costo total de 1,182 millones de pesos.

Juntos, los costos por el avión presidencial y el hangar dan un total de 4,136 millones de pesos de recursos públicos.

Para el proceso de venta, el “José María Morelos y Pavón” fue trasladado hoy al Aeropuerto de Logística del Sur de California, conocido como Victorville, en San Bernardino, Estados Unidos.

Ahí se le dará servicio y mantenimiento antes de ponerlo en venta, ya que la aeronave registró al menos dos fallas en su tarjeta electrónica en septiembre y julio de este año.

Aún no se sabe a ciencia cierta el mecanismo exacto de venta del avión.

De acuerdo con el equipo del presidente Andrés Manuel López Obrador, aún no existe definición de cuál será el mecanismo para la venta de la aeronave, sin embargo el titular de Banobras resaltó que con el “interés de garantizar las mejores condiciones de la transacción” se pedirá asesoría a la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS).

También se ignora el futuro del hangar que resguardó la aeronave, pues el tema no se abordó por ninguna de las dos dependencias.

La última información que se tiene sobre éste es que, el domingo pasado, personal de la Secretaría de la Defensa Nacional cambió las letras de la fachada del Hangar Presidencial por “6/o. GPO. AEREO”, perteneciente a la Fuerza Aérea Mexicana.

Avión bajo la lupa

Según los datos que se dieron a conocer en la conferencia de ayer, el avión fue utilizado dos años y 10 meses, desde el 3 de febrero de 2016, sumando un total de 214 operaciones, es decir, cerca de seis viajes por mes.

Ayer, por primera vez se dio acceso completo a la prensa al interior de la aeronave, dejando al descubierto los terminados de lujos del bien y las novedades de sus características técnicas.


Entre ellos su sistema de navegación, aproximación y aterrizaje utilizando medios terrestres, satelitales y autónomos y su fuselaje construido principalmente de fibra de carbono.

Desde su campaña, López Obrador trazó como uno de sus promesas vender el avión:

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