Empresas y empleados: el doble filo de la reactivación económica
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Empresas y empleados: el doble filo de la reactivación económica

La etapa de la ‘nueva normalidad’, marcada por el gobierno, inicia este lunes con el regreso a las actividades en sectores estratégicos en México, pero en medio de un crecimiento del 33% en los casos de coronavirus en una semana y con la mayoría de trabajadores sin acceso a servicios públicos de salud.

El fin de la Jornada Nacional de Sana Distancia pone en riesgo la integridad física de los trabajadores y sus familias, dejando en manos de los empleadores la responsabilidad en los casos de contagio de COVID-19 que se reporten en los centros de trabajo a partir de ahora.

El riesgo para los patrones abarca desde multas o sanciones administrativas hasta cierres de centros de trabajo, explica Alfonso Bouzas, investigador en asuntos laborales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Un ejercicio realizado por el Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe) indica que en caso de un “contagio por trabajo”, los empleadores también podrían enfrentarse a penas de tres meses a tres años de prisión.

A partir de este lunes, tres sectores productivos podrán reanudar parcialmente -y únicamente- sus actividades en el país: la industria de la construcción, la de fabricación de transportes y la de minería.

El 43.6% de la población se encuentra ocupada en el sector servicios; 19.7% al comercial; 16.3% al manufacturero, incluyendo la industria automotriz; 11.3% en la construcción; y 7.8% a otras actividades, donde se encuentra la minería, según datos del INEGI.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), 34 millones de los 55.3 millones de trabajadores que se tienen registrados en México no cuentan con un contrato formal.

Las cifras indican que solo 39% de los empleados tienen acceso a los servicios del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).

Las empresas en las que se registre un brote de coronavirus entre personal sin contrato estarían expuestas a diversas demandas laborales, dice Alfonso Miranda, experto en asuntos laborales del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

Nuevos manuales de seguridad

El sábado 30 de mayo finalizó el periodo de distanciamiento social establecido por el gobierno federal, conocido como el periodo de ‘la sana distancia’. Sin embargo, tras 69 días de emergencia sanitaria, el número de contagios en el país continúa en aumento.

Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud, dijo que el fin del programa corresponde a que actualmente es posible determinar una focalización de la pandemia, por lo que los más pertinente era dejar en manos de los gobiernos estatales el manejo de la crisis sanitaria.

Según un semáforo elaborado por las autoridades sanitarias, todos los estados, salvo Zacatecas, continúan bajo el riesgo máximo de contagio.

Los estados donde más casos activos se tienen contabilizados son Ciudad de México, Estado de México, Tabasco, Puebla y Baja California.

Para intentar evitar contagios en centros de trabajo, los empleadores cuentan con protocolos de seguridad diseñados por la autoridad sanitaria de México.

Estas medidas incluyen programas de promoción de la salud, disposiciones de higiene, controles sanitarios en los accesos a los lugares de trabajo, uso de equipo de protección personal y algunas restricciones organizacionales.

La necesidad por asegurar un regreso seguro a las actividades productivas dio pie al nacimiento de servicios especializados en la implementación de medidas de seguridad sanitaria en plantas, oficinas, fábricas y otros lugares de trabajo.

Para cumplir con las medidas sanitarias, las compañías deben contar con un protocolo de regreso al trabajo, un manual de operaciones y procedimientos y con un plan de pruebas confirmatorias de COVID-19, explica Rodrigo Cervantes, director de Glow DX en México, laboratorio irlandés de enfermedades contagiosas.

“Para garantizar la seguridad sanitaria en una empresa es necesario elaborar un análisis específico, evaluar las necesidades de esa empresa, y luego adaptar un protocolo a las necesidades de cada una”, dice el directivo.

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