Elizabeth Albarrán y Montserrat Galván 

El mayor desafío que enfrentará el nuevo representante del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) es la reconciliación de la inversión privada con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y lograr un pacto económico que ayude a sacar al país del estancamiento en el que se encuentra inmerso. 

Una de las mayores tareas de la cúpula empresarial ha sido negociar y lograr consensos con la actual administración que ha mantenido cierta hostilidad con los empresarios y que desecha los avances que se han logrado en diferentes sectores, coincidieron especialistas consultados por EL CEO. 

El siguiente presidente del CCE debe tener la capacidad de entablar negociaciones que se concreten en proyectos reales y que logren generar un acercamiento entre gobierno y sector privado (…) existe la necesidad de encontrar una nueva fórmula de pacto económico

 dijo José Luis de la Cruz, director general del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).

El CCE es de suma importancia para el país, dado que agrupa a siete cámaras asociadas entre las que destacan el Consejo Mexicano de Negocios, Concamin, Concanaco, Coparmex, la ABM y Amafore. Además, se apoya de instituciones como Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).

Dicho organismo es un pilar de la economía, pues entre todas las organizaciones que agrupa  representan el 80% del PIB de México; “me parece que es fundamental su participación y su impacto en la economía nacional”, consideró el profesor de la Escuela Bancaria y Comercial (EBC), Ramón Martínez Juárez.

Conciliar a la inversión privada 

Una de las principales preocupaciones del sector privado ha sido la falta de claridad en “las reglas del juego” y el Estado de derecho sobre los proyectos de inversión en diferentes sectores económicos.

Desde antes que tomara la presidencia, López Obrador generó incertidumbre con la cancelación del Aeropuerto en Texcoco; después surgieron propuestas de reformas en el sector energético que agregaron más desconfianza de los empresarios nacionales y extranjeros.

Por ello, es fundamental que el nuevo líder del CCE pueda tender puentes, sin necesariamente ceder a todo lo que el gobierno quiera exigir, consideró Jorge Sánchez Tello director de investigación aplicada de la Fundación de Estudios Financieros (Fundef).

El próximo representante del CCE tendrá como primer desafío lograr acuerdos con el gobierno en temas de inversión. El gobierno puede ayudar a la iniciativa privada para impulsar la inversión y que esto le dé ese impulso que le está haciendo falta al país.

Para que la economía pueda salir del estancamiento en el que lleva más de tres décadas, entre el sector público y privado se requiere una inversión que represente el 25% del Producto Interno Bruto (PIB); actualmente está en 18%, es decir, está muy bajo, por lo que se requiere una alianza, agregó Sánchez Tello. 

Francisco Cervantes, con un perfil más negociador

Entre los candidatos favoritos para sustituir a Carlos Salazar Lomelí se encuentran Bosco De la Vega, expresidente de la Confederación Nacional Agropecuaria (CNA) y Francisco Cervantes, quien presidió la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin).

De acuerdo con personas involucradas en el proceso de votación,  Cervantes será el próximo presidente del CCE, dado que maneja un perfil más negociador que confrontativo. Es posible que cuente con cinco de los siete votos que se realizan. 

Tiene una mayor capacidad de negociación sin generar fricciones. Tiene la capacidad de no plantear posturas extremas sino exponer salidas o soluciones ante situaciones complicadas

dijo una fuente que prefirió el anonimato. 

Quien sea el nuevo sucesor de Carlos Salazar Lomelín tiene la encomienda de seguir trabajando con el gobierno de López Obrador, desde una postura firme pero que permita el diálogo para todos los sectores.

Para Oscar Fonseca, académico del Tec de Monterrey, el nuevo rostro que esté al frente del  CCE debe seguir trabajando de la mano con el gobierno y colaborar en conjunto para llevar a México a ocupar los primeros lugares en economías mundiales.

“Yo coincido en que debe haber una figura conciliadora en este relevo, una figura que ponga muy de manifiesto las necesidades del tejido empresarial pero que a su vez trabaje de la mano para lograr el cambio que requiere la sociedad”, comentó.