El parlamento de Westminster votará este martes el Acuerdo de Retirada de la Unión Europea, negociado entre el gobierno británico y el bloque comunitario.
Los legisladores definirán si la separación entre el Reino Unido y sus vecinos continentales, programada para el 29 de marzo, se da conforme a los términos propuestos por la primera ministra Theresa May o si se extiende una prórroga para redactar una contrapropuesta que suavice el divorcio, anunciado por primera vez en 2016.
Aunque lo que mantiene en suspenso la definición sobre la separación es el posible impacto político y económico que tendría en el continente europeo, México no quedaría exento de sufrir las consecuencias de esta reconfiguración.
Debido a esto, el posible desenlace del Brexit puede significar el primer gran reto internacional para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador: delinear las nuevas políticas con Reino Unido, uno de los 10 países con mayores inversiones en México, según la Secretaría de Economía.
“Si México no se apresura a redireccionar la relación con Reino Unido, estaríamos perdiendo no solo a un gran interlocutor comercial, sino también a un gran actor en la política internacional”, advierte Ignacio Martínez Cortés, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN).
¿Qué pasa con el Brexit?
Esta semana es crucial para conocer los términos en los que Reino Unido dejará de formar parte de la Unión Europea, fundada en 1993. El primer momento definitorio es la votación que se llevará a cabo este martes.
Si el parlamento aprueba los términos de salida propuestos por el gobierno de May, Reino Unido dejará de ser parte de la Unión Europea el 29 de marzo.
En caso de que se rechace la propuesta, el gobierno británico puede tomar la salida sin acuerdo, o aceptar una prórroga para buscar una separación bajo los términos que estipule la Unión Europea para evitar un caos económico, político y social entre el bloque y el Reino conformado por Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte, explica la internacionalista Arlene Ramírez-Uresti.
Algunos diarios ingleses como The Guardian y The Sun indican que se espera que el acuerdo propuesto por May sea rechazado por una amplia mayoría, lo cual solo retrasaría la separación, pero no la cancelaría.
Cuando se concrete el Brexit, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y la de Economía (SE) deberán extender una mesa de negociaciones con sus pares británicos en busca de lograr un acuerdo de comercio preferencial a nivel de mercancías o de fracciones arancelarias que beneficie a los productores mexicanos, según Martínez Cortés.
“Se tiene que negociar de manera inmediata después de que se concrete el Brexit. La consecuencia más grave que se puede tener es que se van a tener que pagar aranceles por cualquier producto que se exporte a ese país en tanto no se negocie un plan de comercio preferencial”, dice el experto.
El comercio bilateral
Gracias al Tratado de Libre Comercio entre México y la Unión Europea (TLCUEM), firmado en el año 2000, la mayor parte del comercio entre el país y los 28 miembros del bloque está libre de aranceles, un beneficio que Reino Unido perdería al dejar el grupo europeo.
México no figura entre los principales socios de Reino Unido encabezado por Inglaterra, pero sus intercambios estuvieron a punto de alcanzar lo 5,000 millones de dólares en 2017, por lo que una variación en las relaciones de comercio dejarían consecuencias considerables, advierte De la Cruz Gallegos.
El intercambio comercial entre México y Reino Unido en ese año fue de 4,701 millones de dólares (mdd), de acuerdo con datos de la balanza comercial del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI).
México exportó hacia el país europeo productos con valor de 2,274 mdd, mientras que las importaciones tuvieron un valor de 2,426 mdd, dejando un déficit de 152.2 mdd a favor de los británicos.
Los productos con mayor volumen de intercambio bilateral en ese año corresponden a las fracciones de reactores nucleares, calderas, máquinas y artefactos mecánicos; perlas naturales o cultivadas, piedras y metales preciosos; vehículos automóviles, tractores, velocípedos; máquinas, aparatos y material eléctrico; e instrumentos y aparatos de óptica, fotografía o cinematografía.
Durante el primer trimestre del 2018, Reino Unido se colocó como el noveno país con más inversión extranjera directa. Desde el país fluyeron 137.9 millones de dólares entre enero y marzo del año pasado, lo que fue superado solo por Estados Unidos, España, Canadá, Australia, Países Bajos, Francia, Italia y Japón, de acuerdo con cifras de la SE.
¿Y qué pasa si no se logra?
De acuerdo con los entrevistados, es difícil hacer una estimación certera sobre las afectaciones que dejaría a México un posible entorpecimiento del comercio en el mercado británico, pero dejan claro que no es algo que le convenga a ninguno de los dos países.
Uresti cree que el principal riesgo se encuentra en el sector automotriz y en el agrícola, aunque confía en que el impacto no sea tan negativo como para ocasionar una crisis en esos sectores.
“Lo que sí me preocupa es el tema del visado o del intercambio de tecnología, por ejemplo. Además de que México deberá balancear sus relaciones tanto con la Unión Europea como con Reino Unido tras el Brexit, opina.
Sergio Negrete Cárdenas, doctor en Economía y maestro en Economía Internacional por la Universidad de Essex coincide, pero también advierte que Inglaterra puede tomar medidas para contrarrestar los efectos negativos que puede ocasionar su separación de la Unión Europea.
“Se dice que Inglaterra explora la posibilidad de bajar mucho sus aranceles a todo el mundo, esperando no afectar principalmente su comercio con la Unión Europea. Eso rebajaría las afectaciones para los productos mexicanos. Lo mejor que le puede pasar a México es eso o que no haya Brexit”, explica.