Hablemos de realidades: el COVID-19 es una pandemia que técnicamente fue negada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, no obstante el cierre de fronteras de países tan poderosos como Estados Unidos, Canadá, Italia, España y Francia; o tan limitados como El Salvador y Venezuela, con todo y su estigma de estar a nada de ser considerado como un estado fallido.

Me preocupa mucho que el presidente no haya mostrado interés en alinearse con las medidas de contención adoptadas prácticamente por todos los países afectados, una de ellas tan sencilla como la de enviar a sus casas a los trabajadores de las empresas para evitar así la propagación del Covid-19; el ya famoso social distancing tuiteado por el presidente Donald J. Trump el 14 de marzo.

De manera inevitable, el presidente quedó atrapado por su discurso y se vio obligado, a regañadientes, a implementar pocas, tardías e ineficaces medidas que le saldrán muy caras al pueblo de México.

Tal vez el mayor error del presidente, hasta este momento, es el entender que la crisis tiene un carácter mayoritariamente de salud pública minimizando el aspecto económico; supongo que por ello designó como vocero al ya muy vapuleado subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, quien sale a medios por lo menos dos veces al día para meter la pata un día sí y otro también.

Como parte de esta estrategia, el presidente, irresponsablemente, olvidó el impacto que esta crisis podrá traer a los medianos y pequeños empresarios.

Las grandes empresas llevan ya varias semanas con sus war rooms trabajando a todo vapor para hacerle frente a esta crisis y estoy seguro que lo van a lograr; tienen los recursos, el personal, los manuales, los protocolos y los asesores necesarios para que esto ocurra, es decir, toda empresa de buen tamaño sabe que eventualmente algo saldrá mal y que para ello fueron diseñados los Business Continuty Plans o Planes de Contingencia de Negocios que pueden ayudar a una empresa a enfrentar eventos catastróficos tan diferentes como una cuarentena, un alza del dólar, un incendio, un huracán, un terremoto, un hackeo o una invasión extraterrestre.

Allí radica uno de los mayores errores del presidente en esta crisis, olvidó a los empresarios cuya operatividad es tan frágil que con dificultad pueden tener un plan de negocios que vaya más allá de un trimestre o un semestre; el presidente nunca pensó que esos empresarios no tienen los recursos o la preparación de una empresa integrante del Consejo Coordinador Empresarial o de una institución financiera; el presidente no instruyó al secretario de Hacienda, a la secretaria de Economía o a la secretaria del Trabajo a que voltearan hacia los microempresarios para ofrecerles asesoría para manejar sus riesgos durante estas semanas e intentar así prevenir la quiebra.

El presidente debió ordenar que se protegiera a los pequeños empresarios, esos que seguramente votaron por él y que no saben que existe una herramienta llamada ISO 22301 que nos ayuda a mantener nuestra operación en niveles aceptables tras enfrentar eventos catastróficos.

¿Una pequeña o mediana empresa podría implementar en este punto un Business Continuity Plan para sobrevivir al Covid-19?

Suena difícil pero no imposible; mi sugerencia ante el escenario sería tomar en cuenta lo siguiente:

1. Identifique y ordene las amenazas que enfrenta. Se debe redactar un listado de los incidentes que afectaron o que podrían afectar la operatividad; es decir: necesita saber que es lo que afectó o amenaza a su negocio.

Aunque existen incidentes que pueden ser una amenaza generalizada, como un terremoto en la Ciudad de México, también pueden ser tan específicos como el habitar en una alcaldía con el mayor índice de extorsiones.

2. Realice un análisis del impacto directo de las amenazas. Una vez que se tiene claro cuáles son las amenazas para la empresa, se deberá analizar su impacto en las áreas críticas, obviamente si usted no sabe cuáles son, entonces sí estamos en un problema.

¿Qué áreas del negocio son críticas para sobrevivir a la crisis?

¿Cuántos días pueden subsistir las áreas críticas?

¿Cuál sería el impacto cuando estas áreas críticas dejen de operar?

3. Desarrolle un plan de respuesta y recuperación a las amenazas. Una vez que se ha levantado la información necesaria, se deberá realizar un inventario de los recursos materiales de las áreas críticas, por ejemplo, todo lo relacionado a sistemas de cómputo, un listado de clientes, proveedores y empleados junto con la información soporte.

Acto seguido se deberá designar a un líder para cada área crítica y un vocero (es recomendable que no lo sea la cabeza de la empresa a menos que se trate de un evento mayúsculo).

Posteriormente se deberán documentar las acciones acordadas, por ejemplo: El lugar designado como oficina alterna, la recuperación de los sistema informáticos, la priorización por orden de importancia de las áreas para su reubicación, proceso para informar al personal, a los clientes, proveedores y autoridades.

4. Pruebe el plan y haga los ajustes correspondientes. Ya tenemos nuestro Business Continuity Plan pero, ¿funciona? ¿minimiza los riesgos? ¿los riesgos se han modificado? Lo recomendable es evaluar el plan y probarlo con simulaciones por lo menos una vez al año.

Hablemos de realidades: tal vez todavía tenga usted tiempo para implementar en su empresa las ideas básicas de un Business Continuity Plan para sobrevivir al Covid-19.

Aunque el presidente se haya olvidado de esto.

*Salvador Mejía es licenciado en Derecho por la UNAM. Cuenta con estudios de especialización en México y Estados Unidos en Prevención de Lavado de Dinero y Financiamiento al Terrorismo, Anticorrupción, Gobierno Corporativo así como en Inteligencia y Contrainteligencia

Este texto es un blog de opinión. Su contenido es responsabilidad del autor y no representa necesariamente la postura de EL CEO.