“El arte siempre se ha hecho para las personas que tienen dinero”


-Francisco Toledo

Una de las formas más antiguas y aún vigentes de hacer trading es la compra y venta del arte. 

Surgidos a la sombra del patronazgo de la familia Medici en la Italia del Renacimiento, los “marchantes” de arte han monopolizado el mercado de la alta pintura durante siglos, y más de uno ha logrado amasar verdaderas fortunas luego de colocar un cuadro atribuido a algún pintor famoso que además esté de moda entre los millonarios, lo mismo da que sea Frida Kahlo o Jackson Pollock. 

Aunque existen otros factores relevantes para entender este tipo de comercio, es necesario destacar tres conceptos fundamentales que son: la firma del artista, la validación por parte de expertos y la “genealogía” de los anteriores propietarios de la obra. 

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Porque si cualquier afortunado se encuentra un cuadro pintado por el mismísimo Leonardo Da Vinci en alguna oscura bodega abandonada, pero la pintura no está firmada, autenticada por alguna autoridad en la materia como verdadera y no cuenta con una lista de los anteriores propietarios, simplemente no le va a poder sacar los cientos de millones de dólares que todo el mundo cree que vale. 

Al final no es la calidad de la obra, sino la firma, la “genealogía” y la certificación lo que le da valor monetario a las artes plásticas. 

Y al igual que ocurrió con la aplicación de Uber, que le quitó el monopolio del transporte privado a los taxistas, o de Airbnb que hizo lo propio con los hoteles, los Non Fungible Tokens (NFTs) le han arrancado parte del negocio de la pintura y el diseño contemporáneo a los marchantes de arte. 

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Ahora, cualquiera puede ingresar a páginas como opensea.io o rarible.com, dar click en la opción de “Crear NFT” y tras un proceso tan sencillo y familiar como el de subir una foto a Facebook, registrar una imagen como propia. 

El valor añadido es que el archivo queda validado dentro de una red que utiliza tecnología de cadena de  bloques (o Blockchain), la misma que hace que el Bitcoin y otras criptomonedas sean imposibles de falsificar. 

El artista no lo ve, el comprador tampoco y solo un experto interesado en comprobarlo puede acceder a él, pero a partir de ese momento la imagen tendrá para siempre una especie de “archivo adjunto” inalterable que registra, entre otras cosas, el nombre del autor, las fechas y montos de cualquier compraventa que se realice y la lista completa de los propietarios anteriores. 

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Firma, genealogía y certificación. Exactamente los tres elementos que le dan valor a las pinturas de los grandes coleccionistas. 

Pero, ¿se puede hacer dinero con esto?

Para comprobarlo empíricamente, el siguiente enlace pone a disposición del público coleccionista la obra del reconocido artista plástico oaxaqueño Christian Jalatlaco, en formato NFT. Por los próximos seis meses, cualquiera puede dar click y ser redirigido a la subasta en vivo del trabajo de este relevante exponente de la generación de la ruptura. 

Jalatlaco ha expuesto en capitales mundiales del arte como Nueva York, La Habana, Berlín y Estocolmo, y se caracteriza por su estilo desenfadado y su aguda crítica antisistema. 

Su obra “The AUDACITY of ignorance” está inspirada en otras series de NFTs, como la del Bored Ape Yacht Club, que se han vendido por el equivalente a más de 2.8 millones de dólares en sitios de subasta como opensea.io.

De ahí que su trabajo cuente con un importante potencial de apreciación en términos monetarios, por lo que su precio actual de 0.1 Ethereum (equivalentes a 5,756 pesos mexicanos al momento de la publicación) ofrece oportunidades interesantes tanto para el coleccionista especializado como para cualquiera que quiera adentrarse en el fascinante mundo de la compra y venta de arte. 

Oferte y descubra por sí mismo si es posible hacer dinero con los NFTs.

*Amin Vera es director de análisis económico en Black WallStreet Capital. Esta columna no representa necesariamente la opinión del EL CEO.