Los FinCEN Files no son otra cosa sino nada más y nada menos que la filtración de más de 2,000 reportes de actividades sospechosas (o SAR’s por sus siglas en inglés) que fueron elaborados por el sistema financiero y enviados a la Red de Control de Delitos Financieros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos (FINCEN por sus siglas en inglés).
Tales reportes le fueron filtrados al periodista Jason Leopold de Buzzfeed supuestamente no solo desde los bancos sino desde el mismo FinCEN, tal vez como ocurrió con el agente del FBI, William Mark Felt, quien resultó ser la fuente de los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein para el caso Watergate y que generó la renuncia del presidente Nixon en 1974.
Esta es una investigación periodística difícil de leer ya que, una vez publicada la historia principal por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (o ICIJ por sus siglas en inglés), los medios que coadyuvaron con ellos empiezan a publicar todas las historias paralelas referentes a sus países y/o a sus intereses. Por ello tenemos un hilo complicado de leer.
Ahora bien, también debe señalarse que otras investigaciones del ICIJ han generado mucho ruido blanco, tal y como ocurrió con los Panama Papers, ya que si bien esta puso bajo la lupa a actores, deportistas, políticos y empresarios quienes llevaron sus capitales a paraísos fiscales, también los puso al mismo nivel de casos focalizados de empresas fachada específicamente creadas para ocultar el origen de los capitales y la identidad de los beneficiarios reales con la finalidad de evadir impuestos, de blanquear capitales y de darle la vuelta a programas de sanciones económicas.
En esta ocasión los FinCEN Files han retomado investigaciones que en no pocos casos fueron contestadas en su momento por las instituciones financieras involucradas pero, de igual manera, han surgido detalles operativos de esos escándalos; por ejemplo el caso de HSBC en México, el cual si bien es cosa juzgada, ya que fueron impuestas las sanciones que las autoridades de México y Estados Unidos consideraron adecuadas, resulta imposible no escandalizarse al enterarnos de los detalles que rodearon las discusiones dentro del banco para no cancelar las cuentas de clientes claramente vinculados con la delincuencia organizada para seguir disfrutando de ese flujo de dinero.
Así las cosas, los Fincen Files nos dicen algo que todos sabemos, el apetito de los bancos es inmenso, que su driver no es otro sino la captación de recursos a como dé lugar, poniendo en segundo termino la adecuada gestión de sus riesgos y que, por lo tanto, han estado expuestos a ser usados para encubrir dinero producto de la corrupción, del crimen organizado y del financiamiento al terrorismo, no obstante que en el discurso tanto a ellos como a las autoridades les encanta decir que México tiene un marco de prevención de lavado de dinero y financiamiento al terrorismo solido.
La realidad creo que es otra.
Las historias paralelas de los FinCEN Files también nos permiten darnos cuenta de que existen sectores que han logrado pasar por debajo del radar de las autoridades y de los legisladores; un ejemplo de ello es la Federación Mexicana de Futbol (Femexfut) la cual fue señalada por tener operaciones financieras con personas y empresas con vínculos a corrupción y crímenes financieros.
Supuestamente en esos reportes consta que la Femexfut y la empresa Ache Entretenimiento realizaron transferencias a 13 personas físicas y morales involucradas en el caso FIFA Gate, mismo que fue procesado por las autoridades norteamericanas en 2015 y en el cual funcionarios de la FIFA y de la Comebol recibieron sobornos para que ciertos países fueran designados como sedes de torneos de futbol internacionales.
¿Cómo es que la Femexfut se vió involucrada en esto? El Deutsche Bank Trust Company America detectó que esas 13 personas, Jeffrey Webb, Eugenio Figueredo, María del Carmen Burgos, Julio Rocha, María Clemencia Pérez de Leoz, Costas Takkas, Rafael Esquivel, Alejandro Burzaco, Aaron Davidson, Traffic Sport, Traffic Sport USA, Hugo Jinkis y Mariano Jinkis, recibieron 109 transferencias a cargo de la Femexfut y Ache Entretenimiento por 13 millones de dólares, tal y como lo reseña el reportaje de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad; todo esto mientras Justino Compean era vicepresidente de la Concacaf de (2011-2016) y presidente de la Femexfut de (2006-2015).
No obstante que en su momento no existieron investigaciones o acusaciones en México contra la Femexfut y/o sus funcionarios, esta micro historia de los FinCEN Files obliga a señalar nuevamente que no sólo el fútbol es una gran herramienta para lavar dinero sino que también es campo fértil para actos de corrupción y que, por lo tanto, el fútbol mexicano debe de ser regulado tal y como ocurre en Colombia o en España y que no es suficiente el firmar “acuerdos de colaboración” con la Unidad de Inteligencia Financiera, de los cuales desconocemos su fondo.
Resulta impostergable que por lo menos los equipos de fútbol sean incluidos en la ley Antilavado o que sea creada una instancia gubernamental como la Superintendencia de Sociedades colombiana, que dé puntual seguimiento al comportamiento financiero de los clubes y, si por alguna razón esto parece inviable, basta leer el reporte ‘Comportamiento financiero de los clubes de fútbol en 2019‘.
El reportar la venta total de boletos en un estadio de fútbol todos los domingos, el vender el 100% o el 200% o el 300% del estimado de cervezas para un partido y la compraventa de jugadores con costos ocultos son un gran aliciente para los operadores financieros de la delincuencia organizada y tanto las autoridades como los legisladores no pueden seguir volteando hacia el otro lado a menos, claro está, que nos encontremos frente a un caso de ceguera involuntaria.
*Salvador Mejía es licenciado en Derecho por la UNAM. Cuenta con estudios de especialización en México y Estados Unidos en Prevención de Lavado de Dinero y Financiamiento al Terrorismo, Anticorrupción, Gobierno Corporativo así como en Inteligencia y Contrainteligencia
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