En los últimos días surgió una cifra sobre el posible daño que podría generar la disputa del sector energético entre México y Estados Unidos (EU) por no respetar los estándares bajo el cual se firmó el T-MEC hace dos años. 

Se dice que el daño generado a las empresas de EU y por ende el monto de reclamo podría ser alrededor de 30,000 millones de dólares. Sin embargo, la oficina de la representante comercial estadounidense (USTR, por su sigla en inglés) aún no ha fijado un monto.

No es fácil cuantificar ese número. Se tiene que medir el costo de la inversión, ganancias futuras, costo de oportunidad, entre otros múltiples elementos. No existe una metodología única, cada empresa y gobierno establecen sus propios criterios, por eso es quizá que todavía no se ha definido una cantidad monetaria oficial. 

Pero, 30,000 millones de dólares ¿es mucho o poco?. 

En términos del PIB de México es 2.3%. Es un monto considerable, sobre todo porque es un costo alto por un tema que se pudo evitar si las autoridades hubieran acatado las recomendaciones de expertos en la materia. 

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Recaudar los 30,000 mdd o castigar sobre este monto

La otra gran pregunta es, si la aplicación de medidas de represalia buscarán generar un costo a México por 30,000 mdd o implican aplicar acciones en contra de un monto de flujo comercial por esa cantidad. 

Aunque en ambos casos es una pérdida importante para nuestro país, las magnitudes de una u otra son muy relevantes. Si EU buscará recaudar 30,000 mdd en aranceles, esto implica que tendría que aplicar aranceles a prácticamente todas las importaciones provenientes de México. 

Durante 2021, la economía norteamericana compró cerca de 385,000 millones de dólares de productos mexicanos. En una simulación muy sencilla, podría aplicar un arancel de 8% a todas las importaciones. 

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Esto sin duda pondría en una desventaja significativa a los productos mexicanos e implicaría una importante pérdida de competitividad para México. Podría generar que el consumidor estadounidense busque otro proveedor para evitar el pago de un arancel. 

Sería una medida muy costosa. El impacto negativo aumenta al incorporar a Canadá en la mesa del juego.

Castigo por flujo de 30,000 mdd

Bajo el segundo enfoque, esto es, si la represalia implica que se aplique a un universo de productos que representen un flujo comercial de 30,000 mdd, el costo sería mucho menor. No deja de ser una acción negativa, pero el alcance es limitado. 

Se enfocaría en aplicar aranceles a solo el 8% del universo total de importaciones provenientes de México.

¿Qué se ha hecho antes? México ha seguido el segundo enfoque. Esto es, que el valor del daño demandado sea el objetivo de la cantidad de importaciones realizadas. 

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El caso más representativo ha sido el del autotransporte de carga, con la aplicación de la estrategia de “carrusel” (rotar los productos seleccionados). Cada país define la forma de proceder en caso de una aplicación de represalias comerciales.

Lo ideal, es que el tema de la controversia no avance más allá de la etapa de consultas. Y si avanza, en caso de un fallo en contra, acatar la resolución y evitar entrar a un tema de restricciones al comercio bilateral. 

Además, las represalias comerciales, al final de cuentas, es una situación de perder-perder, tanto para el que las aplica como para el que las recibe. 

Lo que se busca es mejorar la competitividad de la región de América del Norte, sobre todo en momentos tan ríspidos en la geopolítica global. Limitar el comercio genera el efecto inverso en esta búsqueda de competir en el mundo de forma eficiente.

*James Salazar Salinas es subdirector de análisis económico de CI Banco. Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor.