#InformaciónConfidencial: La mano del hijo de Ifigenia Martínez en la CNBV
Desde que la Cuarta Transformación (4T) arribó al poder, la familia de Ifigenia Martínez, la histórica figura de la izquierda mexicana, fallecida en octubre de 2024, ha ejercido una fuerte influencia dentro de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV). Dicho poder persiste con el nombramiento de Ángel Cabrera Mendoza como nuevo presidente del organismo regulador, a partir del 1 de septiembre.
El hijo de Ifigenia, Alfredo Navarrete Martínez, movió sus fichas para convencer al secretario de Hacienda, Édgar Amador Zamora, de colocar a una persona cercana a él. Cabrera Mendoza venía desempeñándose como Coordinador de Banca y Valores en la Unidad de Banca, Valores y Ahorro (UBVA), que todavía dirige Navarrete Martínez.
Así acabó con las aspiraciones de los otros nombres que se barajaron, entre los que destacaban actuales vicepresidentes de la Comisión: Lucía Buenrostro, Vicepresidenta (VP) de Política Regulatoria; Francisco Vega, VP de Supervisión de Grupos e Intermediarios Financieros A, y Aurora Cervantes, VP de Normatividad. Hace unos meses, también sonó el nombre de Édgar Bonilla, quien fue VP Jurídico en el sexenio de Enrique Peña Nieto, con Jaime González Aguadé en la presidencia.
La fallida llegada del hijo de Ifigenia Martínez a la CNBV
Inicialmente, el hijo de Ifigenia tomaría la presidencia de la CNBV. De hecho, en varios eventos celebrados durante la segunda mitad del año pasado, el propio Jesús de la Fuente lo presentó como su sucesor ante altos mandos de las entidades supervisadas por la Comisión.
Entonces, ¿qué sucedió? Primero, la muerte de su madre en octubre de ese año, apenas unos días después de que ella le colocara la banda presidencial a Claudia Sheinbaum. Luego, en diciembre, el empresario Ricardo Salinas Pliego señaló públicamente a Navarrete Martínez como responsable de ordenar que se levantara la suspensión de las acciones de Elektra en la Bolsa Mexicana de Valores, causando una estrepitosa caída del valor de la compañía que afectó a grandes fondos y Afores.
Pese al golpe mediático, el titular de la UBVA finalmente logró colocar a alguien que es de su entera confianza, tal como lo hiciera su madre en 2021, cuando, tras el despido de Juan Pablo Graf Noriega por nexos con exfuncionaros de administraciones pasadas, recomendó directamente con el expresidente Andrés Manuel López Obrador a De la Fuente Rodríguez, que llegó a la presidencia de la CNBV sin las credenciales requeridas para ocupar dicha posición.
La apuesta de la 4T por De la Fuente terminó siendo completo desastre, con un sinfín de acusaciones de corrupción y una laxa supervisión de las entidades reguladas que culminó en escándalos como el de la Sofipo, CAME. Habrá que ver cómo le sale la jugada a Alfredo Navarrete.
¡Para la foto!
En la presentación del primer Informe de Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum llamó la atención el acomodo de los asistentes. En las primeras tres filas, por ejemplo, se ubicaron ocho de los nueve ministros entrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que formalmente iniciarán funciones este martes 2 de septiembre.
Otra fila fue ocupada por empresarios que mantienen grandes negocios con el gobierno, como Carlos Slim Helú y su hijo Carlos Slim Domit; Germán Larrea, propietario del conglomerado Grupo México y el controversial Daniel Chávez, de Grupo Vidanta, entre muchos otros.
Pero quien acaparó los reflectores fue Andrés Manuel López Beltrán. El hijo del expresidente Andrés Manuel López Obrador —quien reapareció públicamente tras un mes fuera del foco público— se sentó junto a Luisa María Alcalde, en una señal de paz, en medio de reportes periodísticos sobre una ruptura entre ‘Andy’ y la dirigente nacional de Morena, después del suntuoso viaje del también Secretario de Organización de Morena a Tokio, Japón.
Para los observadores, la foto del Informe devela una gran carga simbólica.
¿Unidad en Morena? Solo el tiempo lo dirá…
La reforma aduanal y la CAAAREM
Las aduanas mexicanas son el corazón del comercio exterior. Cada minuto cruzan miles de toneladas de mercancías por las fronteras, y lo hacen a través de un sistema marcado por la burocracia, la lentitud y la corrupción.
La Confederación de Asociaciones de Agentes Aduanales de la República Mexicana (CAAAREM), presidida por José Ignacio Zaragoza Ambrosi, respaldó públicamente la reforma a la Ley Aduanera que Ernestina Godoy llevará al Congreso. Su apoyo es significativo, porque el gremio conoce de primera mano los rezagos del sistema pero también es un aviso de que no basta con maquillar artículos legales, lo que urge es transformar procesos que se han convertido en verdaderas barreras para la competitividad.
La llamada Reforma Aduanera busca digitalizar trámites, endurecer la fiscalización contra el contrabando y redefinir los esquemas de verificación en aduanas terrestres, aéreas y marítimas. Hasta ahí, el consenso parece cantado.
Pero los puntos polémicos persisten en las competencias del SAT y la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM); los nuevos esquemas de sanciones y multas, que algunos agentes aduanales ven como un castigo a la operación legítima; la centralización de procesos de inspección, que podría frenar la agilidad en cruces fronterizos clave como Nuevo Laredo o Manzanillo; y una mayor intervención militar en puertos y aeropuertos, un tema sensible que enfrenta resistencias tanto en el sector privado como en el propio Congreso.
Sobre el papel, la reforma suena ambiciosa.
¿En la práctica? Persiste el riesgo es que se convierta en un marco legal que aumente cargas administrativas sin resolver lo esencial para el comercio.
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