La inflación sigue siendo la principal amenaza económica global y los bancos centrales están dispuestos a acelerar el proceso de subida de tasas para controlarla y anclarla. 

Así lo hizo esta semana la Fed al anunciar su tercer incremento consecutivo por 75 puntos base. En el juego ya entra la posibilidad de alcanzar niveles de 5.0% en 2023 y descarta, por el momento, que no habrá recortes de tasas sino hasta el 2024.

La institución aprovechó la cita para actualizar sus proyecciones económicas. Como se anticipaba, ajustaron a la baja sus proyecciones de PIB y subieron un poco las de inflación. 

El diablo está en los detalles

Sobre el PIB se habla de un ajuste en 2022 a 0.2% desde el 1.7% estimado en junio pasado. Aquí hay un detalle que la mayoría de los analistas y prensa pasamos por alto. 

Al revisar el documento Summary of Economic Projections del banco central estadounidense, que publica a la par del comunicado de prensa con la decisión de política monetaria, se puede observar que el 0.2% se refiere a una variación del cuarto trimestre del 2022, respecto al mismo periodo de 2021.

La mayoría de los analistas de todo el mundo nos equivocamos al pasar por alto la nota al pie de dicho documento. Claro que representa un ajuste a la baja en la perspectiva económica, ya que en junio pasado estimaban una variación de 1.7% en dicho trimestre. 

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Pero está muy lejos de ser un escenario catastrófico y recesivo. Con esta información, podríamos decir que dado el 0.2%, en todo el 2022 cuando menos la economía estadounidense crecería 1.4%. 

Este error de interpretación del documento de la Fed de las proyecciones económicas se viene arrastrando por lo menos durante los últimos años. Habría que ahondar con mayor profundidad por qué el banco central estadounidense se decanta por poner solo ese crecimiento trimestral y no todo el año. 

La mala interpretación de la cifra del PIB de 2022, también se hizo en la de 2023. Lo sucedido parece reflejar el mayor valor que se le otorga el intentar ser oportunos y publicar información y análisis lo más rápido posible. Sin embargo, no debe existir un trade-off entre rapidez y un análisis robusto.  

 

*James Salazar Salinas es subdirector de análisis económico de CI Banco. Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor.