La pasada entrega del Premio Oscar será memorable y nos mandó una señal de que las cosas están cambiando en Hollywood gracias a la incursión imparable de la tecnología en nuestros hábitos de entretenimiento.
Coda, una película cuyos derechos de distribución son de la plataforma de streaming Apple TV, ganó en la categoría de Mejor Película. Muy de cerca y con muchas apuestas a su favor estaba El poder del perro, un filme que representaba al servicio rival, Netflix.
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Aunque ambas producciones tuvieron una corrida breve en los cines, fue su presencia en los servicios de entretenimiento lo que les ayudó a llegar a un público masivo y convertirse en favoritos para hacerse con la estatuilla dorada.
La victoria de Coda se consideró un punto para Apple, que le echó ojo desde el Festival de Sundance el pasado enero y la integró a su catálogo. Con este triunfo, el mensaje es claro: el streaming cambió la forma en que vemos películas.
Más entretenimiento, nuevos hábitos
Si algo influyó en el alza de las plataformas tecnológicas de video como Amazon Prime, Disney +, Netflix, HBO Max, Apple TV y hasta Hulu, fue la pandemia.
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La opción de salir al cine y pasar un rato fuera de nuestros hogares se vio limitada. Mientras que la idea de tener las mejores películas y series con solo pagar una suscripción, se volvió una ayuda a tolerar el encierro y dejar de pensar por unas horas en la crisis sanitaria.
El alcance del streaming es tan grande que incluso ha modificado la forma en que vemos televisión. Ahora hacemos binge-watch, el acto de ver de dos a seis capítulos de una serie. También invitamos a nuestras amistades o intereses amorosos a un Netflix and chill. Es decir, ver la plataforma y relajarse.
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Los más clavados programan maratones para ver todos los capítulos de una serie en una sentada. Y algunos, como yo, esperamos los miércoles para ver la nueva serie de Marvel de moda en Disney + lo más temprano posible para que las redes sociales no nos cuenten un secreto de la trama, el conocido spoiler.
Incluso creo que el streaming nos ha condicionado a ver de forma distinta las películas. Nos hemos acostumbrado tanto al formato de 30 o 45 minutos de duración de un capítulo que la idea de sentarse a ver un filme por dos horas seguidas ya suena retador.
El streaming también creó un efecto interesante en nuestra toma de decisiones. Gracias a la tecnología tenemos la posibilidad de ver contenidos de todo el mundo y de todos los géneros. Y es abrumador. Confieso que el tiempo que paso revisando los catálogos y decidiendo que ver, es el equivalente a ver un capítulo corto de una serie.
Hasta hace unos años, la Academia de Artes Cinematográficas, los directores de cine, artistas y productores veían con escepticismo el poder de las plataformas. Hoy se dan cuenta que no pueden parar el progreso tecnológico y su influencia en los hábitos de las personas si quieren seguir siendo relevantes.
De no hacerlo, el público que ahora es digital, les dará un cachetadón digno de Will Smith.
*Omar Flores es fundador de Black Cherry Contenidos y experto en marketing digital y tecnología. Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor.