Desde su punto máximo en febrero de 2019, la tenencia de bonos del gobierno mexicano en manos de extranjeros se ha reducido en un tercio, esto es, se han salido del país 741,400 millones de pesos. Actualmente, la tenencia se ubica en 1.5 billones de pesos, su menor nivel desde 2012.

Si bien la salida de capitales de deuda gubernamental es una tendencia generalizada de los mercados emergentes en los últimos tres años, México ha sido uno de los países más afectados.

Para matizar un poco la situación, en su momento, durante la etapa de bonanza de recepción de las economías emergentes, de 2003 a 2014, México fue una de las economías con mayor entrada de flujos.

Esta salida ha encendido un poco las alertas entre analistas e inversionistas, ya que se especula con que pueda ser un reflejo sobre la percepción de la salud de la economía y del riesgo país de México.

¿Es mucho? En términos de dólares, son alrededor de 40,000 millones en aproximadamente 3.5 años (11,500 millones de dólares por año). Esto manifiesta que se ha dado de forma gradual y no abrupta. 

¿Qué lo explica? Se puede pensar que esta salida de capitales es porque se percibe un mayor riesgo país en México. La realidad es que la evidencia no es muy clara al respecto. En términos de CDS (Credit Default Swaps), una de las medidas más utilizadas para evaluar ese riesgo, los niveles actuales del país están muy cerca del promedio de los últimos 10 años (150 puntos vs.123 puntos).

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Otra hipótesis

La otra hipótesis es que la actual administración del presidente López Obrador genera muchas dudas y sus políticas pueden ser consideradas contrarias al mercado, como sucedió con la cancelación de las obras de lo que iba a ser el nuevo aeropuerto de la CDMX.

De nuevo, los datos no sustentan de forma contundente esta posibilidad. Incluso, en el 2019, en el primer año de gobierno, hubo una ligera mejora en la tenencia de bonos mexicanos por parte de extranjeros. 

Con ello, parece ser que esta salida de capitales obedece más a temas externos. Primero la pandemia por COVID-19, durante 2020 y 2021, y ahora por los planes de los principales bancos centrales desarrollados, particularmente la Fed, que están en medio de un proceso de normalización de tasas de interés, lo que hace más atractivo las inversiones denominadas en dólares. 

La siguiente gran pregunta es: ¿México debería de estar interesado en tener fuertes cantidades de este tipo de capital conocido como golondrino? No hay respuesta para ello y no existe el cálculo de cuál sería un nivel considerado óptimo. Además, en términos generales, se considera que este tipo de capital es especulativo.

México, ¿pierde atractivo?

Afortunadamente el flujo importante, la Inversión Extranjera Directa, se ha sostenido a pesar del escenario de alta incertidumbre. En promedio, nuestro país sigue recibiendo montos superiores a los 30,000 millones de dólares al año.  

Además, no se ha traducido en una fuente importante de presión sobre el peso mexicano. Al parecer, en términos de oferta y demanda interna de dólares, otras fuentes pudieron haber sobre-compensado esta reducción. Por ejemplo, para ese mismo periodo, han entrado al país 151,000 millones de dólares en remesas. Bajo esa dimensión, el monto de salida no es tan significativo. 

Es difícil saber con precisión qué ha llevado a México a perder parte del atractivo como destino de inversiones extranjeras en valores gubernamentales, sobre todo en términos relativos frente a otras economías emergentes.  

Pero, en un mundo globalizado y con libertad para la movilidad de flujos de capital, los tenedores de deuda vigilan cabalmente sus rendimientos. Inicialmente el detonante de su salida de un portafolio es por un asunto global, después discriminan por temas locales. 

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*James Salazar Salinas es subdirector de análisis económico de CI Banco. Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor.