Con motivo del 8 y 9 de marzo, EL CEO invita a mujeres empresarias, analistas y líderes en su campo a compartir una reflexión sobre el Día Internacional de la Mujer y el movimiento #UnDíaSinNosotras.
Por: Cynthia G. Romero Abogada en Novus Concilium
Desde 1975, la Organización de las Naciones Unidas institucionalizó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer y, a partir de entonces, cada año se ha conmemorado en todo el mundo. Sin embargo, pocos saben que este día está muy alejado de ser un festejo a la feminidad o al género femenino.
En realidad, la conmemoración de este día tiene sus orígenes en las manifestaciones que en el siglo pasado realizaron mujeres para exigir sus derechos laborales.
En 1908, hace más de un siglo, las mujeres salieron a las calles de Nueva York para exigir mejores condiciones y prestaciones laborales, tales como mejores salarios y jornadas laborales justas. En 1911, una fábrica textil se incendió por condiciones deplorables de trabajo, dejando a todas sus trabajadoras fallecidas en su interior.
Pero, ¿qué tanto ha cambiado la realidad de las mujeres en el ámbito laboral?
Si bien, actualmente hay leyes que buscan proteger los derechos laborales de todos, ha sido insuficiente, pues la brecha de género representa una grave problemática hasta el día de hoy.
Según datos de la OCDE en su informe La Lucha por la Igualdad de Género, las mujeres jóvenes tienen más años de estudio que los hombres jóvenes pero menores oportunidades de conseguir un empleo remunerado, y la brecha aumenta con la edad y con la maternidad. Sin mencionar que somos menos propensas a emprender así como la sub-representación femenina en puestos de liderazgo en ámbitos públicos y privados.
Pero este problema no es exclusivo de México, según datos de Statista en Silicon Valley, las mujeres ganan un 16% menos que los hombres, representan sólo el 35% del personal contratado y casi nunca ocupan puestos técnicos.
Y, a pesar que los estudios demuestran que las empresas lideradas por mujeres son más rentables, los fondos de inversión en el 99% de los casos invierten en empresas donde por lo menos uno de los fundadores sea hombre, es decir, rara vez invierten en empresas fundadas únicamente por mujeres.
En el mundo entero, el 60% de las empresas no tienen mujeres en su consejo directivo aunque, según Forbes, las mujeres en puestos directivos ofrecen mejores resultados.
La sub-representación femenina en puestos técnicos y de liderazgo suele ser justificada con mucha frecuencia bajo el argumento que “no hay suficientes mujeres con preparación para estos puestos”.
Su ausencia no sólo tiene un impacto profundamente negativo en las nuevas generaciones pues estas no encuentran un modelo a seguir dentro del mundo empresarial o tecnológico, causando la sensación de no pertenencia a cierta rama o sector profesional (tal es el caso de las ingenierías), sino que representan una afectación directa a las usuarias, clientes y consumidoras de aquellas compañías dirigidas o creadas exclusivamente por hombres.
Por poner un ejemplo sencillo, la aplicación ‘Salud’ que lanzó Apple para usar en sus dispositivos, podía medir información tal como ritmo cardíaco, actividad física, padecimientos médicos, pero no tenía la opción de un calendario o ciclo menstrual.
Esto no es raro, si el 100% de sus ingenieros, desarrolladores y líderes de equipo no menstrúan, ¿quién podría haber siquiera pensado en una función para quienes sí lo hacen?.
La exigencia de mayores conocimientos técnicos en comparación con los hombres, el cuestionar la vida privada de las profesionistas tales como sus planes de matrimonio o maternidad, un menor salario en comparación de sus iguales o la creencia de que las mujeres no pueden desarrollar ciertas actividades por alguna cualidad biológica constituyen un retroceso a la equidad, de hecho, es una forma de violencia hacia la mujer, sin embargo, resulta una práctica común alrededor del mundo dentro del mundo empresarial.
En párrafos previos señalé hechos sucedidos con cien años de diferencia, sin embargo, la problemática y las exigencias no han cambiado; siguen siendo las mismas.
Por ello, les invito a que este año, en lugar de regalar flores o felicitar a las mujeres que le rodean, se cuestione e invite a otros a cuestionarse, si las prestaciones y condiciones laborales son equitativas entre mujeres y hombres, si aquel puesto directivo lo podría desempeñar mejor aquella mujer que ha demostrado una gran capacidad pero que hace un año decidió ser madre así como analizar si en la junta directiva hay mujeres y, en caso de que no, invitar a más de una a que se una.
Ser invisible es casi igual que estar muerto: no todos matan, pero casi todos ignoran.
Sobre la autora:
Cinthya G. Romero es la almirante al mando en las oficinas de Novus Concilium de Guadalajara, Jalisco. Abogada, apasionada de las tecnologías e innovación. También es maestra, conferencista y mentora en diversas incubadoras y aceleradoras en la misma ciudad.
Este texto es un blog de opinión. Su contenido es responsabilidad del autor y no representa necesariamente la postura de EL CEO.