Durante muchos años, una sola empresa dominó el mercado de los cierres, pero ahora ya hay competencia, aunque los consumidores finales tal vez no lo sepan.
La japonesa Yoshida Kogyo Kabushikikaisha (YKK), fundada en 1934, produce más de la mitad de los cierres que se utilizan en el mundo en ropa, mochilas y otros accesorios. Actualmente sus ingresos alcanzan los 10,000 millones de dólares anuales y tiene una participación de 40% en el mercado, medido por valor, pero solo 20% por volumen.
Su avance estuvo fundado en la decisión de invertir en el extranjero para construir sus propias fábricas: hoy en día tiene presencia en 73 países a través de unas 100 subsidiarias propias.
Sin embargo, ahora enfrenta la competencia de múltiples firmas chinas, aunque la más relevante es SBS, una compañía creada en 1984 que cotiza en la bolsa de Shenzen y que exporta el 25% de su producción de cierres, detalla The Hustle.
En la pelea, SBS ha apuntado a los segmentos de mercado más altos, el terreno principal de YKK, ofreciendo cierres de metal de mayor calidad a menor precio. Entre sus clientes ya están Adidas y la marca francesa de deportes Decathlon.
Pero SMS también ha imitado las estrategias básicas de su competidor, como la integración de todo su proceso de producción (YKK fabrica desde sus máquinas hasta las cajas de cartón en las que empaca su producto) e innovación, impulsando la investigación y desarrollo al interior de la misma empresa.
En respuesta, YKK está entrando a los segmentos más bajos del mercado, por lo que todo parece indicar que el mercado de cierres se dirige a ser dominado por un duopolio.
En 2018, la economía japonesa creció 0.7% mientras la china avanzó 6.6%, su crecimiento más bajo en 28 años, y para este año se prevén crecimientos de 1.3% y entre 6% y 6.5%, respectivamente.
YKK y la batalla ganada a Talon
En la década de 1960, el principal fabricante de cierres era el estadounidense Talon: aparecía en siete de cada 10 cierres, recuerda Fast Company, sin embargo, en los 10 años siguientes perdió la mitad de su participación en el mercado.
¿La razón? Talon no hizo lo suficiente para mejorar la productividad, sus precios eran elevados, no innovó lo suficiente como para conquistar a clientes en sectores como el de las bolsas y maletas y se negó a entrar de lleno a la exportación de sus cierres.
Al mismo tiempo, YKK empezó a producir sus propias máquinas, ofrecía menores precios y pronto estableció filiales en Malasia, Tailandia y Costa Rica.
¿Cuando fue claro que había ganado? En 1969, los trajes de los astronautas que pisaron por primera vez la Luna tenían cierres de YKK, destaca Fast Company.