Volkswagen retrasará indefinidamente el regreso de su producción en la planta de Tennessee, que había planeado reiniciar el 3 de mayo.
La compañía publicó un comunicado en el que menciona que, antes de plantear una nueva fecha, considerará las condiciones de su base de proveedores, así como la demanda del mercado y el estado del brote de COVID-19.
La producción en Estados Unidos ha estado detenida desde el 21 de marzo.
Las fábricas automotrices esperaban reactivar de nuevo la producción a principios de mayo, pero las órdenes de estados como Michigan que limitan las operaciones a negocios esenciales es su principal obstáculo.
Nashville, en específico, publicó una nueva orden llamada ‘Más seguros en casa’ el 28 de abril. En esta, insta a negocios con mayor índice de contacto cara a cara a mantenerse cerrados, pero no menciona reglas específicas para las armadoras.
Ford, General Motors y Chrysler han sostenido pláticas con Trabajadores Automotrices Unidos (UAW) para establecer las condiciones necesarias para retomar la producción, algo que las compañías no parecen dispuestas a hacer antes del 18 de mayo.
El vocero de UAW, Brian Rothenberg, dijo que el sindicato continúa “teniendo discusiones sobre asuntos clave en materia de salud y seguridad, así como la ciencia necesaria para reiniciar la producción”.
La postura del sindicato contrasta con la de estados como Georgia y Ohio, que han apuntado a una reapertura lo más pronto posible, con el objetivo de minimizar el impacto a su economía.
La gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer no ha apuntado a una fecha para reabrir la manufactura, y el UAW, que representa a los trabajadores de Michigan y otros estados, ha dicho que mayo es “muy pronto y muy riesgoso”.