Los mercados están a la espera de que Aramco, la empresa petrolera árabe, presente en algún punto de los próximos 12 meses su Oferta Pública Inicial. Mohammed bin Salman ha dicho públicamente que espera una valuación de 2 billones de dólares, lo que la convertiría en la compañía más cara de la actualidad. Esta cifra todavía está lejos de los 7.9 billones en los que llegó a estar valuada la compañía más cara de la historia… vendiendo especias.
Durante el siglo XVII, Ámsterdam tenía una posición privilegiada en el comercio mundial, lo que catapultó a Holanda como una de las economías más importantes de la época. Sin embargo, la experiencia náutica de los ingleses representaba un riesgo para el control holandés, por lo que en 1602 el gobierno holandés fusionó a varias compañías de comercio para formar la Dutch East India Company (conocida como VOC por sus siglas en holandés), una megacorporación que tendría un control absoluto del intercambio con Asia oriental.
Su dominio de los productos asiáticos le permitió tener el manejo del comercio mundial de especias, que en el siglo 17 eran utilizadas como medicina y como conservadores, además de sus usos gastronómicos comunes, por lo que representaban un insumo importante.
Muy temprano en su historia, VOC se convirtió en la primer compañía en emitir acciones a través del primer mercado accionario de la historia: el de Ámsterdam.
La compañía mantuvo su monopolio de comercio de especias alrededor de tres décadas, antes de adentrarse a todos los demás procesos de la cadena: desde la producción hasta la venta al público, lo que multiplicó rápidamente su valor.
Además, en la década de 1630, VOC agregó los tulipanes a su portafolio de productos. Los tulipanes estaban en su punto máximo de popularidad en Europa y se había formado un mercado especulativo a su alrededor. Varios historiadores como Richard Roberts concuerdan en que la entrada de VOC a este mercado fue una de las causas más importantes para la burbuja de tulipanes: la primera gran crisis financiera del mundo, en 1636.
Es en este punto que VOC alcanzó la valuación más alta de su historia: 7.9 billones de dólares ajustados por la inflación.
El crecimiento de la compañía los llevó a establecer puertos en los cinco continentes y a emplear cerca de 70,000 personas, lo que significaba que una de cada 1,428 personas en el mundo trabajaba para VOC. Su dominio fue tal que la compañía creó su propio ejército para defender sus puertos y cargamentos.
El ejército de VOC incluso fue utilizado para luchar en la guerra contra los españoles, y en la exploración de territorios desconocidos para colonización de la propia compañía. Esto significaba que VOC era propietaria de un número de territorios fuera de Europa que rivalizaban a la propia corona holandesa. La compañía, que tenía libertad para emitir su propia moneda y firmar tratados, se estaba convirtiendo en un gobierno imperialista.
En 1796, tras 16 años de la cuarta guerra anglo-holandesa, años de mala administración acumularon consecuencias y los cambios geopolíticos en Europa resultaron demasiado para VOC, por lo que el gobierno holandés la nacionalizó, sólo para disolverla tres años más tarde y tomar posesión de sus colonias. La compañía que había servido como ejemplo para corporaciones e imperios por igual, y que había ayudado a formar la geografía que conocemos hoy en día, dejó de existir.
Los historiadores consideran a VOC como la primera megacorporación de la historia por su habilidad para diversificarse, además de ser reconocida como “la madre” de las corporaciones actuales. Durante su historia la compañía fundó Jakarta, Indonesia y Ciudad del Cabo, Sudáfrica, además de que los récords de sus transacciones han ayudado a historiadores a entender mejor el panorama sociopolítico de los siglos 17 y 18, debido al amplio espectro de sus clientes y socios.