Viva Air es una aerolínea de bajo costo que busca conectar a todo el continente americano, hacia el norte y hacia el sur, bajo una estrategia de expansión de rutas internacionales que tiene como punto de partida Medellín, Colombia, en donde se encuentra el Hub de conexiones.
Félix Antelo, presidente y CEO de la aerolínea, aseguró que la posición geográfica de Viva Air en Medellín permite que, con una sola parada se conecte desde Buenos Aires, Argentina, hasta Toronto, Canadá, con una flota de aviones Airbus 320 Neo, recientemente renovada.
La posición de Viva y la renovación de flota nos permite de manera muy eficiente y con muy bajo costo de operación unir todo el continente con una sola parada, además de conectar pasajeros en toda Colombia
dijo en entrevista con EL CEO
Actualmente, la aerolínea cuenta con 12 rutas internacionales a Estados Unidos, México, Perú, Brasil y República Dominicana, destinos que en los próximos 18 meses sumarán entre cinco y 10 nuevas rutas, indicó Antelo.
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México, mercado estratégico
México es el primer país con un mayor número de rutas directas desde Colombia al que Viva llega, un total de seis, conectado a Bogotá, Medellín, Cali y Cartagena con Ciudad de México y a Medellín y Cali con Cancún.
Dentro de poco se sumará una séptima con la adición de la ruta Cali – CDMX, lo que a decir del directivo, les ha permitido ser la línea aérea de bajo costo con mayor expansión.
El país es un mercado estratégico para la aerolínea, pues en un momento de recuperación tras el golpe de la pandemia por COVID-19, la reactivación se ha dado de manera acelerada, al igual que el mercado doméstico colombiano, lo que motiva a la aerolínea a seguir avanzando en la expansión, aseguró Antelo.
México es uno de los destinos donde más ha crecido el tráfico, principalmente porque ha tenido pocas restricciones de entrada y salida para los viajeros, un área de oportunidad por la que es el país con más rutas directas en menos de un año
Costo del combustible, un revés
El objetivo de crecimiento no está libre de desafíos. Para el CEO de Viva Air, si bien no ha sido fácil o simple, considera que cuenta con la flota correcta a un costo de operación muy bajo, lo que les permite competir en muchos mercados y ser rentables a pesar de la competencia, particularmente en Colombia.
“El mercado colombiano es un mercado altamente competitivo, hay desafíos de infraestructura, donde nos gustaría que hubiera mas facilidades para operar y también el desafío del combustible, que ha subido de manera sensible”, expresó Antelo.
El conflicto entre Rusia y Ucrania presionó el costo del combustible, que ahora cuesta el doble que hace un año y que además, supone el principal gasto de una aerolínea, y justo ese es el principal desafío para la compañía: encontrar la ruta para aminorar el impacto de ese mayor costo.
Sin embargo, la firma está enfocada en reducir los costos, más allá del combustible, el objetivo es seguir generando eficiencias, aumentar la productividad y operar más horas los aviones.
Antelo destacó que el cambio de flota supone una reducción de entre 15% y 20% de consumo de combustible que la generación previa de aviones, un consumo comparado con sus principales competidores.
Infraestructura y regulación aéreas, otros retos
La infraestructura y la regulación aéreas son dos de los desafíos que se suman al precio del combustible, principalmente en América Latina, en donde en opinión de Viva Air, hay mucho que mejorar, pues muchos de los aeropuertos son caros de operar y cuentan con una infraestructura deficiente.
En la región hay una infraestructura que es deficiente a costos muy elevados, ese un desafío que dependerá de qué tan rápido podamos mejorarla para que no sea un ‘cuello de botella’ de crecimiento, lo que a su vez dependerá de como se pongan de acuerdo el sector público con el privado, agregó el directivo.
Otro de los retos es a nivel regulatorio , y tiene que ver en cómo se regula la industria, cuántas trabas se le ponen al desarrollo del crecimiento, como la armonización de las regulaciones de los países de la región para pilotos y técnicos, algo que en la Unión Europea ya se resolvió hace décadas y que en América Latina sigue siendo un pendiente.