Unilever y Procter & Gamble (P&G), dos de las mayores compañías de bienes de consumo del mundo, podrían enfrentar serios desafíos comerciales si el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, cumple su promesa de imponer aranceles del 25% a las importaciones provenientes de México y China.
Esta medida, anunciada por el futuro inquilino de la Casa Blanca en los días previos a su victoria sobre Kamala Harris, tiene como objetivo presionar a ambos países para que detengan el flujo de fentanilo hacia la Unión Americana, aunque su impacto podría alcanzar a una amplia gama de industrias, especialmente a aquellas que dependen de la cadena de suministro de México.
Para Unilever y P&G, México ha sido un punto clave en sus estrategias de manufactura y distribución, aprovechando la cercanía geográfica y los beneficios del nearshoring.
Durante el tercer trimestre, aproximadamente el 10% de los envíos de P&G y el 2% de las importaciones marítimas de Unilever a Estados Unidos provinieron de México, aunque estas cifras no reflejan el total del comercio, ya que no incluyen importaciones por aire o carretera.
P&G y Unilever podrían implementar medidas que impactarán a los consumidores
Ambas multinacionales han invertido fuertemente en infraestructura en México, con P&G comprometido a invertir 4,000 millones de dólares (mdd) desde 2029 para mejorar su capacidad de producción y reducir costos logísticos.
Esta estrategia responde a la necesidad de diversificar las fuentes de producción fuera de China, tras los efectos de la guerra comercial de 2018 y la pandemia de COVID-19, que pusieron en deuda el dominio chino en las cadenas de suministro globales.
Sin embargo, la posible implementación de aranceles podría generar efectos adversos. Si se concretan, las empresas como P&G y Unilever enfrentarían decisiones difíciles sobre si absorber los costos adicionales o trasladarlos a los consumidores, lo que podría encarecer productos básicos en Estados Unidos.
Esta incertidumbre ha generado preocupación entre los ejecutivos, ya que las exportaciones mexicanas, que representan un 40% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, dependen en gran medida del mercado estadounidense, lo que hace que las políticas proteccionistas sean una amenaza potencial para la estabilidad de ambas economías.
Con información de Reuters
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