El anuncio de Uber de sus aspiraciones para debutar en bolsa durante 2019 ha hecho a muchos preguntarse exactamente de dónde provienen sus ingresos y cuáles son sus gastos, pues el estado financiero de la empresa todavía causa confusiones entre los posibles inversionistas.
La oferta pública inicial (OPI) podría alcanzar un valor de 120,000 millones de dólares, lo que valoraría a la startup californiana con una década de vida en más de 100,000 millones de dólares.
Tarifas dinámicas
El modelo de negocio de Uber se basa en el cobro por la intermediación entre los conductores que proveen el servicio de transporte y los usuarios.
La tarifa depende tanto en la distancia y tiempo invertido como en el nivel de demanda. Entre 75% y 80% de esta tarifa total pagada por el usuario se destina al conductor, mientras que alrededor del 20% y 25% va a Uber, detalla un reporte de la plataforma de análisis financiero CB Insights.
Uno de los problemas que la firma tecnológica resolvió fue la dificultad para que los conductores de taxi disponibles encontraran usuarios, a través del aumento de precios, conocido como ‘tarifas dinámicas’.
Si bien puede representar un impedimento para algunos usuarios, este método soluciona los niveles cambiantes de la demanda, al aumentar el pago a los choferes cuando acuden a zonas en las que no hay suficientes vehículos para satisfacer a los clientes.
Costo de los choferes
El dinamismo en los precios es una de las razones por las cuales la compañía puede contratar nuevos conductores -también llamados ‘socios’- bajo horarios flexibles.
Pero aún así, apenas 20% de los conductores se quedan con la empresa más de un año, por lo que Uber tiene que invertir constantemente en atraer nuevos.
Según datos recabados por CB Insights, atraer a cada nuevo chofer le cuesta a la empresa 650 dólares en promedio. Tomando en cuenta que tiene cerca de 3 millones de conductores y se queda con 22% de los 4,000 millones de dólares brutos que generan cada mes, Uber gana 300 dólares por conductor y recupera su inversión en poco más de dos meses.
El tema de costos es un segmento que promete crecer impulsado por la expansión geográfica constante, lo que requiere cientos de miles de millones de dólares para comenzar, presionar y hasta competir en mercados desconocidos.
En lo relacionado a sus áreas geográficas más rentables, la empresa de transporte a particulares destaca el desempeño en América del Norte y Europa, donde tiene la menor preocupación sobre la expansión futura y el mayor poder de marca ya acumulado. Estas dos regiones cuentan con una clase media más grande y con más ingresos disponibles, además de áreas de expansión urbana.
Hasta el tercer trimestre de 2018, la firma de Silicon Valley se encuentra en números rojos. Los ingresos aumentaron hasta 40% año con año, casi hasta los 2,950 millones de dólares, pero la compañía mantiene el gasto de principio de contabilidad generalmente aceptado, estimado en mil millones de dólares.
La apuesta va más allá del taxi
Conforme se aproxima la OPI planeada para 2019, la rentabilidad se torna en una preocupación cada vez mayor para los posibles inversionistas, pero el servicio de transporte de pasajeros no es la única fuente de ingresos.
Uber se esfuerza para duplicar su oferta de transporte en los principales mercados, pero también ha ampliado su servicio de entrega de alimentos, Uber Eats, compró Jump, una startup de bicicletas compartidas, y ya entró al naciente mercado de scooters eléctricos.
El servicio de entrega de comida ya genera alrededor del 15% de los ingresos totales, según estimaciones de CB Insights.
Uber Eats obtiene ingresos desde tres puntos: a través de la tarifa variable por la entrega que se le cobra a cada cliente, un porcentaje de la tarifa bruta del repartidor y una cuota de 30% que se establece al restaurante por cada pedido.
Aunque puede resultar un servicio atractivo para restaurantes que no pueden contratar a sus propios repartidores, la tarifa que se les cobra puede resultar demasiado onerosa, tomando en cuenta los bajos márgenes de ganancia en este tipo de establecimientos, por lo que muchos han optado por no afiliarse.
El servicio de transporte Premium, Uber Black, que fue el precursor del ahora servicio estándar y en su momento la opción de viaje original dentro de la aplicación, representa un porcentaje marginal del volumen e ingresos generales que no repunta en su demanda. En 2016, aunque 20% de los conductores operaban bajo modalidad Black, sólo 6% de los viajes optaban por la opción.
Debido a que los conductores de Uber son contratistas independientes y no empleados, cada chofer puede laborar para dos o tres servicios de transporte, mientras que los usuarios pueden cambiar de empresa con abrir una nueva aplicación, ante esta posibilidad, la competencia no ha logrado representar un verdadero peligro a nivel mundial.
Sin embargo, Lyft se coloca como un auténtico competidor en Estados Unidos, donde ya rebasa la capacidad de solución que Uber otorga a sus problemas. La alta mercantilización del equipo de lyft ha provocado que la aplicación más vieja invierta en negocios adyacentes, como bicicletas y scooters.
Una de las estrategias más valiosas de Uber para su futuro es su tamaño, que es reflejo de su amplitud de red. Esta penetración representa tiempos de recolección más rápidos, conductores con menos tiempo de inactividad y precios potencialmente más bajos para sus usuarios, lo que, por cantidad representa más ingresos.