Un tribunal de Estados Unidos ordenó este lunes el cierre temporal del Dakota Access Pipeline, un oleoducto cuyo trazado ha sido rechazado durante años por tribus indígenas y grupos ecologistas.
El oleoducto de casi 1,900 kilómetros, que une la cuenca de la formación Bakken en Dakota del Norte con un centro de distribución en Illinois, deberá dejar de operar antes del 5 de agosto.
En un fallo de 24 páginas, el juez de Washington James E. Boasberg consideró que el oleoducto no respeta los estándares ambientales, en especial respecto a los riesgos de un derrame de petróleo.
Por lo tanto, suspendió una licencia de operación otorgada por el Cuerpo de Obras Públicas del Ejército de Estados Unidos a la empresa Energy Transfers para construir una parte de la tubería bajo el lago de la presa de Oahe en Dakota del Sur y Dakota del Norte, el cuarto embalse artificial en tamaño del país. Se trata de una nueva derrota en tribunales para el gobierno de Donald Trump.
“Temiendo serias consecuencias ambientales, las tribus nativas estadounidenses en las reservas cercanas han intentado durante varios años cancelar los permisos federales que autorizan a Dakota Access Pipeline a transportar petróleo bajo el lago”, escribió el juez.
El fallo es un revés importante para Donald Trump, quien relanzó el Dakota Access Pipeline en enero de 2017, poco después de asumir el cargo de presidente, junto a otro controvertido proyecto de oleoducto, el Keystone XL.
Ambos proyectos habían sido paralizados por la administración Obama.
La decisión de Trump fue fuertemente cuestionada por las tribus sioux de Standing Rock y de Cheyenne River, que interpusieron demandas ante la justicia alertando sobre las amenazas de contaminación del agua potable y la degradación de sus sitios sagrados.