Han pasado 20 años desde que Telefónica llegó a México como un nuevo jugador de telefonía móvil en un mercado liderado por Telcel, la empresa de Carlos Slim que hoy sigue dominando este negocio; sin embargo, el operador de origen español ya no es el rival que fue hace unos años.

La historia de Telefónica en México se puede dividir en varias etapas. La primera y más amplia fue cuando la industria la vislumbró el principal rival de Telcel, para luego enfrentar la entrada de nuevos jugadores y, finalmente, ir perdiendo peso en el negocio móvil.

La primera década, Telefónica México fue el vehículo de grandes expectativas en la industria, un periodo en el que unifica esa competencia que se empieza a formar hacia Telcel, comentó a EL CEO Jesús Romo, analista especializado de Telconomía.

Tras una década bajo un ritmo constante en la primera oleada llegó después una segunda ola con la entrada de AT&T, que cambió por completo la cara del segmento móvil y marcó la transformación de Telefónica hacia una nueva posición de menor peso en el mercado.

La entrada de AT&T a México presiona a Telefónica, principalmente en deuda y en el cumplimiento de ciertos objetivos financieros, lo que posiciona a la compañía en otro cuadrante, que ya no compite en licitaciones sino en servicios con énfasis en la compartición de infraestructura

Jesús Romo, analista especializado de Telconomía

Un antes y un después

Noviembre de 2019 fue una fecha que marcó un antes y un después tanto en la historia de casi dos décadas del operador en el mercado mexicano como a nivel global.

Apenas un par de meses antes, Camilo Aya fue nombrado CEO de Telefónica México. A él le correspondió anunciar el pacto con AT&T México para hacer un uso más eficiente del espectro, con el objetivo de fortalecer la posición competitiva y financiera de la compañía en el país.

El plan del operador consiste en la devolución paulatina de espectro radioeléctrico en México debido al cada más alto costo para el operador, el cual espera concluir en 2022.

A la par, Telefónica anunció un spin-off operativo en los mercados de habla hispana en los que opera, incluido México, con lo que echó por tierra los rumores de venta que hicieron eco más fuerte entonces.

A partir de esa decisión, Telefónica se convirtió en una especie de Operador Móvil Virtual (OMV), y aunque no se ha desprendido de toda su red, se ahorra parte del pago de derechos por uso de espectro, lo que ha elevado su rentabilidad.

Para Ana Lilia Moreno, economista especializada en Competencia Económica y Regulación, Telefónica “fue tibio en sus estrategias comerciales frente al preponderante; le faltó meterse más al consumidor mexicano y captar al usuario para que considerara cambiarse de Telcel”.

¿Tiene futuro?

Analistas de la industria consideran que el hecho de que el operador decidiera devolver al espectro radioeléctrico al Estado mexicano, lo que lo convierte en un OMV, le restan peso en un nicho en el que ostentaba el segundo puesto y que, hacia adelante, su presencia se verá aún más reducida.

La apuesta de que las autoridades regularan a su entonces principal competidor, como casi única estrategia para posicionarse en el mercado mexicano no fue una buena, dijo Ramiro Tovar, consultor en Regulación Económica y Política de Competencia.

La realidad fue otra, perdió tiempo, se desgastó tratando de solucionar todas sus deficiencias por medio de una regulación favorable hasta que llegó AT&Ty terminó con cualquier posibilidad de recuperarse

Todo esto llevó a Telefónica a que su matriz en España abandonara seguir fondeando un proyecto que nunca logró ser lo que esperaban.