Los subsidios al consumo de combustibles fósiles durante la última década superaron a la suma de los impuestos al carbono y subsidios a energías renovables y autos eléctricos a nivel mundial, de acuerdo con un estudio de la Agencia Internacional de Energía (IEA).
Este desbalance complica la transición energética y podría impedir que ésta ocurriera a la velocidad que el planeta lo requiere.
Esta situación siempre ha provocado la llamada de atención de los organismos internacionales. Existe una necesidad clara de reducir subsidios a los fósiles y de forma particular a las gasolinas
Arturo Carranza, analista del sector energético
Agrega que hace falta un impulso gubernamental, pero este tiene que tomar en cuenta el ánimo de las sociedades donde las políticas serán implementadas y se tienen que instrumentar de forma gradual y con sumo cuidado.
El estudio de IEA reveló que los impuestos al carbono tuvieron un impulso considerable durante 2018, y los subsidios a vehículos eléctricos y energía renovable han crecido de forma paulatina durante toda la década.
Sin embargo, los subsidios al consumo de combustibles fósiles no han tenido la reducción esperada e incluso en 2018 vio la mayor cantidad gastada en subsidios desde 2014.
El año pasado, los subsidios a combustibles fósiles superaron los 400,000 millones de dólares, mientras que los subsidios a renovables y autos eléctricos no alcanzaron los 200,000 millones y los impuestos a renovables no sumaron los 100,000 millones.
Los gobiernos mundiales tienen plena capacidad técnica de reducir los subsidios, explica Carranza, pero los conflictos en Ecuador y Francia han mostrado que debe existir también una capacidad política.
El problema es que los científicos han advertido que no disponemos de mucho tiempo si es que queremos mantener el calentamiento global por debajo de la línea de 2ºC.
El clima político también es complicado en Estados Unidos, donde el presidente Trump tiene un “desprecio hacia las políticas de transición energética” que difícilmente revertirá la actual tendencia de subsidios, e incluso las acciones tomadas por gobiernos estatales no tienen el mismo impacto que una voluntad nacional, consideró Miriam Grunstein, Investigadora asociada al Centro México de Rice University.
Incluso una política exitosa de eliminación de subsidios podría no tener los efectos positivos que algunos economistas proyectan. En Estados Unidos, los precios de los combustibles han sufrido alzas y bajas de hasta 40% en los últimos 11 años, pero un estudio del Departamento de Energía de aquel país ha revelado que, a pesar de la volatilidad, los kilómetros promedio que cada auto recorre se han mantenido prácticamente idénticos.
Este fenómeno ocurre principalmente porque la mayoría de los recorridos en automóvil no son opcionales para los conductores, además de que carecen de alternativas viables para sustituir al automóvil particular.
En una entrevista para el medio estadounidense Axios, el economista y miembro de un think tank de la Universidad de Columbia dijo que es “muy difícil mover la aguja de las emisiones del sector de transporte”, por lo que los consumidores podrían tener mayor respuesta a impuestos al carbono que al precio de la gasolina.
Pero aun así, el impacto para los vehículos cuyas emisiones se encuentran en los dobles dígitos será relativamente bajo, al menos en el corto plazo.