El equipo de futbol Monarcas Morelia, propiedad de Grupo Salinas, se trasladó esta temporada  a la ciudad de Mazatlán, Sinaloa, donde será recibido con un flamante estadio construido con recursos públicos por el gobierno estatal de Quirino Ordaz Coppel.

Esta operación significa un negocio redondo para el empresario Ricardo Salinas Pliego, propietario del consorcio que administrará el inmueble, el cual incluye marcas como TV Azteca, Elektra y Banco Azteca, entre otras.

La construcción del nuevo estadio de Mazatlán requirió una inversión de 652 millones de pesos (mdp), según datos oficiales, mientras que la franquicia de futbol tiene un valor que ronda 56.3 millones de pesos, de acuerdo con Transfermarkt.

Ante periodistas, Quirino Ordaz Coppel, declaró que el objetivo de su gobierno es establecer un convenio de comodato con la compañía, es decir, una cesión del nuevo estadio. Dicha opción ya había sido reconocida con anterioridad.

Un convenio de estas características suele beneficiar a los particulares más que a las arcas públicas, dice Silber Meza, periodista fundador de Iniciativa Sinaloa, una asociación civil en favor de la transparencia en la entidad.

El entrevistado recuerda que así sucedió con el Estadio Banorte, el cual fue entregado para su explotación comercial a Grupo Caliente de Jorge Hank Rhon, tras una remodelación con fondos públicos con valor de 57.4 mdp.

“Es un negocio redondo para Grupo Salinas, porque se trata de una obra financiada con recursos públicas que se entrega a un particular. Es una forma de privatizar los estadios, pero es negocio redondo para el privado porque no pagan nada por el estadio”, opina Meza.

Gasto multimillonario

El nuevo estadio para futbol de Mazatlán es el sexto inmueble deportivo que recibe inversión pública en Sinaloa entre 2015 y 2020. Entre todos los proyectos implicaron un gasto superior a 2,000 mdp.

Los otros estadios son el Teodoro Mariscal de beisbol, donde juega Venados de Mazatlán; el Tomateros, donde juegan también beisbol los Tomateros de Culiacán; el Emilio Ibarra Almada, concesionado a los Cañeros de Los Mochis; el Francisco Carranza Limón, casa de los Algodoneros de Guasave, y el Banorte de futbol, donde juega Dorados.

El estadio que pasará a control de Grupo Salinas se comenzó a construir en 2017, el inmueble tiene capacidad para 25,000 aficionados, que estarán divididos en 14,000 plateas bajas, 9,000 plateas altas y 1,000 localidades en los palcos.

En su comunicado sobre la mudanza de la franquicia, Monarcas Morelia dijo que desde ahora “el futbol, como todo deporte, será parte de la construcción de la nueva visión social y económica que Mazatlán están viviendo”.