El recorte de 9.7 millones de barriles diarios acordados por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) podría resultar insuficiente frente a la baja en la demanda mundial de crudo, por lo que la organización tendría que realizar nuevos ajustes en junio. Para México, estos nuevos ajustes podrían representar un nuevo enfrentamiento o incluso su salida del grupo.

“Yo soy de la idea de que el recorte no fue suficiente, y en el mercado te das cuenta con el WTI. Lo más probable es que se tengan que volver a sentar en la mesa a negociar un recorte más profundo. Si esto ocurre, México difícilmente podría volver a disponer del mismo as bajo la manga. México salió a jugar como si hubiera certeza de que 10 millones de barriles eran suficiente, ahora podría haber otro partido”, explicó Adrián Calcaneo, director de Midstream y Líquidos para IHS Markit.

En un escenario de nuevos recortes, el especialista considera que los 300,000 barriles que México evitó recortar no tendrían consecuencia, pues la OPEP solicitaría nuevamente un recorte porcentual con base en 1.75 millones de barriles diarios.

Aún no existen cifras que garanticen que los recortes acordados no serán suficientes para contrarrestar la caída en la demanda, principalmente por la dificultad para darle seguimiento a través de la curva de desarrollo de la pandemia de COVID-19, pues esta sigue cayendo día con día.

Sin embargo, Calcaneo estima que, para ser exitoso, el recorte inicial debió haber sido superior a 15 millones de barriles diarios. Esto representaría cerca del 35% de la producción mundial.

Rosanety Barrios, analista energética, resaltó que el acuerdo es una victoria política en sí mismo, pero advirtió que existen condiciones preexistentes que se unen a la pandemia para pintar un panorama complicado para una posible recuperación.

“Hay cifras que manejan un exceso (de oferta de crudo) en el mercado sobre los 16 millones de barriles, entonces si tú cortas 9.7 millones claro que no alcanza, pero políticamente es una buena señal llegar a un acuerdo que impide seguir incrementando la producción”, señaló Barrios.

Los recortes recién acordados comprenden la producción de mayo y junio, por lo que la reunión pactada para junio podría plantear nuevas metas de acuerdo con el éxito o fracaso que la OPEP perciba en los efectos de recuperación en el mercado.

“¿Qué significa recuperación? ¿Llegar a los niveles anteriores? Eso es imposible porque toda Latinoamérica va a estar prácticamente en recesión. La ‘normalidad’ en la operación a corto plazo va a ser menos gente trabajando y menos gente gastando, no será un rebote a la misma altura de donde estábamos, pues hay problemas sistémicos en la economía”, advirtió Calcaneo.

Barrios señaló también que, durante la guerra de precios del petróleo, existía un problema de demanda y uno de sobreoferta, y que el acuerdo de la OPEP elimina una parte de la ecuación para concentrarse solamente en la falta de demanda.

Sobre el futuro de México, Barrios explicó que la postura del gobierno durante las negociaciones confirmó que la administración no está dispuesta a modificar su política energética, lo que tendrá consecuencias en las finanzas públicas debido al costo de producción de cada barril de crudo.

“Este gobierno dejó claro que no quieren dar ninguna señal de bajar la inversión a Pemex para que produzca. Esto ya se había advertido antes de los problemas petroleros y se percibía como un error. El acuerdo sirvió para ratificar eso a nivel internacional (…) Se está comentando que incluso México podría salir del grupo y es probable que la experiencia de la semana pasada lleve a una solicitud explícita de salir”, expresó Barrios.