El Oso es una histórica marca de grasa y lustradores para zapatos con presencia en México. A lo largo de los años, se ha colocado como una de las opciones más comunes para las personas que desean limpiar su calzado, debido a su calidad y accesibilidad.
Las grasas de El Oso son un invento de un queretano que migró a la Ciudad de México. Su fundador fue el empresario Prisciliano Pérez Buenrostro, quien trabajaba como fotógrafo en el Zoológico de Chapultepec y se inspiró en la llegada de un nuevo oso polar para nombrar su producto.
En la actualidad, los productos para calzado de El Oso todavía son propiedad de la familia Pérez. Ahora, la tercera generación del apellido se dedica a la gestión de la empresa, con la presidencia de Alberto Pérez Lozano, nieto del dueño.
La familia Pérez, dueña de El Oso
Según información del Registro Público de Comercio (RPC) de la Secretaría de Economía, la compañía de productos para zapatos El Oso es propiedad de algunos miembros de la familia Pérez. Ellos se repartieron las acciones de El Oso, S.A. de C.V., la sociedad con la que controlan los movimientos del negocio.
En las primeras actas de la empresa en 1990, el fundador Prisciliano Pérez todavía figura como accionista principal, pero falleció hace varios años. Además, sus hijos y nueras contaron con participación de la siguiente forma:
- Prisciliano Pérez Buenrostro: 50%
- Alberto Pérez López (hijo): 60%
- Manuel Pérez Lopez (hijo): 10%
- Blanca Gama de Pérez (nuera): 20%
- Guadalupe Lozano de Pérez (nuera): 10%
Sin embargo, en la actualidad, la tercera generación de la familia ya figura en algunas de las actas. Nombres como Raúl Pérez Gama y Alberto Pérez Lozano, nietos de fundador, aparecen en puestos de vigilancia y dirección de la compañía.
Según datos de El Universal, Alberto Pérez Lozano fue director de El Oso desde el año 2010. Datos más actuales lo identifican como presidente del consejo de la empresa, ya que en 2022 recibió un premio empresarial llamado Charola de Plata. En una entrevista, explicó que sucedió a su padre, Alberto Pérez López, en la gestión de la compañía.
¿Cómo surgió la marca de lustradores de calzado?
El Universal y AM explican que Prisciliano López Buenrostro se asentó en la Ciudad de México en 1910. Unos años más tarde, comenzó a idear una fórmula para lustrar zapatos a partir de determinadas grasas, con el objetivo de crear un producto de buena calidad y comercializable a precios competitivos, el cual pudo lanzar al mercado hasta 1918. Su nombre se debió al oso polar que años antes había visto en el zoológico.
En los primeros años, la grasa de El Oso se vendió a los clientes conocidos del creador, quien solía trabajar para otra compañía de betún de calzado. Pero, con el paso del tiempo, el producto fue ganando aceptación y comenzó a comercializarse a gran escala, con su propia marca.
Para 1930, El Oso ya tenía sus propios troqueles, en los que fabricaba sus propios envases. Mientras que, en 1960, fueron pioneros en la adopción de plásticos inyectados. En las siguientes décadas, las nuevas generaciones de la familia se dedicaron a modernizar los procesos y, también internacionalizar la compañía al introducirla a países como Estados Unidos y Japón.
¿Qué productos vende El Oso?
En la actualidad, la marca de El Oso vende los siguientes productos para el cuidado del calzado:
- Aceite de Castor
- Cepillos
- Brochas
- Cajones para bolear
- Carnaubas
- Ceras líquidas
- Cremas finas
- Desinfectantes y desodorantes
- Lustradores instantáneos
- Jabones
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