El Oso es una marca icónica en el mercado mexicano, reconocida por su línea de grasas y lustradores para calzado. A lo largo de su historia, ha logrado posicionarse como una de las preferidas por su calidad y precio accesible, convirtiéndose en una opción confiable para quienes buscan productos de limpieza para sus zapatos.
La historia de El Oso comienza con su fundador, Prisciliano Pérez Buenrostro, un fotógrafo originario de Querétaro que llegó a la Ciudad de México. Mientras trabajaba en el Zoológico de Chapultepec, Pérez Buenrostro tuvo la idea de crear una grasa para zapatos.
Inspirado en un oso polar que había llegado al zoológico, decidió bautizar su producto como El Oso. El éxito de la fórmula que desarrolló le permitió lanzar el producto al mercado en 1918, ofreciendo una opción accesible y de calidad para el cuidado del calzado.
El Oso, empresa familiar Pérez: Tradición y legado
Actualmente, la familia Pérez sigue al frente de la empresa. El negocio ha permanecido en manos de la familia desde su creación, y hoy en día es gestionado por la tercera generación.
Alberto Pérez Lozano, nieto del fundador, ocupa el cargo de presidente del consejo, continuando con el legado que inició su abuelo. Alberto Pérez Lozano asumió la dirección de la empresa en 2010 y en 2022 recibió el premio empresarial Charola de Plata en reconocimiento a su liderazgo.
De acuerdo con el Registro Público de Comercio de la Secretaría de Economía, los miembros de la familia Pérez poseen las acciones de El Oso, S.A. de C.V., la sociedad que controla el negocio. En las actas de 1990, Prisciliano Pérez Buenrostro aún figuraba como accionista mayoritario con el 50% de la empresa.
Sin embargo, tras su fallecimiento, las acciones se repartieron entre sus hijos y nueras de la siguiente manera: Alberto Pérez López, su hijo, poseía el 60% de las acciones; mientras que Manuel Pérez López, otro de sus hijos, tenía el 10%. Las nueras Blanca Gama de Pérez y Guadalupe Lozano de Pérez tenían el 20% y 10%, respectivamente.
Hoy en día, algunos nietos del fundador ya forman parte del consejo y del equipo directivo. Nombres como Raúl Pérez Gama y Alberto Pérez Lozano aparecen en las actas recientes como responsables de la vigilancia y dirección de la empresa, asegurando la continuidad de la gestión familiar.
Un legado de innovación y expansión
Prisciliano Pérez Buenrostro desarrolló su fórmula para lustrar zapatos poco después de asentarse en la Ciudad de México en 1910, y tras algunos años de perfeccionamiento, lanzó el producto en 1918.
En sus primeros años, El Oso se vendía principalmente a los conocidos del creador, quien trabajaba en otra compañía de betunes. Sin embargo, con el tiempo, el producto fue ganando popularidad y se comercializó a mayor escala, consolidándose bajo su propia marca.
Durante las siguientes décadas, El Oso evolucionó. En 1930, la empresa ya producía sus propios envases mediante troqueles, y en 1960 fue pionera en la adopción de plásticos inyectados.
Este espíritu de innovación continuó con las generaciones siguientes, que modernizaron los procesos de producción y lograron la internacionalización de la marca, llegando a mercados como Estados Unidos y Japón.
Gracias a la visión y al trabajo de varias generaciones, El Oso sigue siendo una marca relevante en el cuidado del calzado, manteniéndose fiel a su legado de calidad e innovación.
Te puede interesar:
- ¿Resistol es mexicana? Así nació la marca de pegamento y este es su dueño
- ¿Quién es el dueño de las ollas Cinsa? Este grupo coahuilense la administra
- ¿Quién es el dueño del refresco Manzanita Sol?
Para más información, visita nuestro canal de YouTube.