La producción de crudo de Petróleos Mexicanos y sus socios se quedó corta de los 1,778 miles de barriles diarios que se puso como meta para final del año, pero incluso esta producción no garantiza alcanzar las ambiciosas metas de la administración hacia finales del sexenio, dijeron expertos.
El saldo entre diciembre de 2018 y noviembre de 2019 fue de 1,678 miles de barriles diarios en promedio, lo que representa una disminución cercana al 8% con respecto al periodo anterior, cuando el promedio diario se ubicó alrededor de 1,827 miles de barriles.
Da pena la falta de avance y de visión. El problema es que de esto se le va a culpar a la reforma energética inevitablemente, cuando el principal responsable de la caída en la producción es Pemex. Lo realmente preocupante es la caída en las reservas, porque no sacar y no encontrar es una pésima combinación.
Miriam Grunstein, Investigadora asociada al Centro México de Rice University
Si la administración tuviera una mejor estrategia de exploración y extracción petrolera, habría un cambio paulatino que permitiría ver, si no mejores resultados, sí mayor potencial, explicó Grunstein.
“Ese es el problema, que aunque el país hubiera licitado más campos, ese impacto no se ve de forma inmediata, y menos en los campos más prometedores, como los de aguas profundas”.
La experta señaló también que los pozos de aguas profundas que sí fueron licitados podrían ser declarados comercialmente viables antes de que acabe el sexenio, pero no generarán producción sino hasta después de que la salida de la actual administración, alrededor de 2026.
El problema principal para el actual régimen es que las metas propuestas de 2,700 miles de barriles diarios son tan ambiciosas que requieren que el cambio en la inercia de producción ocurra lo más pronto posible.
La dirección de Pemex ha hablado de “estabilizar la producción” antes de conseguir crecimiento, pero esto tampoco se ha materializado.
Las metas que se pusieron ellos mismos son demasiado agresivas tanto en la parte de producción como en la parte de refinación. En ambos casos las metas para finales de 2019 se va a terminar recorriendo uno o dos años porque la curva de arranque es más lenta de lo que están pensando, explicó Rodrigo Favela, exsubdirector de Planeación, Evaluación y Coordinación de Pemex en el sexenio de Felipe Calderón.
“Detrás de estos niveles de productividad y eficiencia necesitas una organización que esté operando a un estándar eficiente, y eso significa no sólo contar con las personas sino con la capacitación, y esto toma tiempo”.
Favela también calculó que un aumento de casi un millón de barriles diarios en la producción nacional tomará entre seis y ocho años, y reiteró que el mayor reto está en adecuar la capacidad de ejecución de la compañía estatal.
Otros expertos han señalado en el pasado que esta dificultad podría ser parcialmente sorteada si la administración no estuviera decidida a explotar en solitario, principalmente por los altos niveles de inversión y de riesgo que esto conlleva.
La producción registrada durante el actual gobierno está en línea con lo pronosticado por Fitch Ratings, que calculó que la extracción de Pemex caiga alrededor del 5% anual en el corto y mediano plazo.