PMI, el brazo comercial de Petróleos Mexicanos (Pemex), declaró fuerza mayor en algunos cargamentos de combustible y aplazó otros, esto ante la baja demanda por la crisis del COVID-19, según un reporte de Bloomberg.
La filial de Pemex, creada en 1989, está dedicada al comercio de petróleo crudo y sus derivados, es decir, es la compañía que se encarga de operar estos contratos en el mercado internacional.
La declaratoria de fuerza mayor refiere a que hay algo fuera del control -en este caso de Pemex- que afecta su capacidad operativa, pues no puede recibir el combustible que se había comprometido a adquirir.
De acuerdo con fuentes, algunas entregas de combustible se pospondrán hasta la segunda mitad del año.
A principios de mes, más de 70 camiones cisterna esperaban descargar en los puertos de México, y otros transportes de carga en Pajaritos fueron desviados a otros puertos para reducir la congestión,
dijo otra persona, que pidió el anonimato.
Según Bloomberg, el costo actual de mantener una carga en un barco frente a los principales puertos de México después de la fecha de entrega, conocida como demora, es de 25,000 dólares por día.
Te puede interesar: México tiene varados en el mar hasta 40 días de consumo de gasolina
El retraso incluso podría continuar hasta el cuarto trimestre del año, lo que elevaría los costos de Pemex.
A finales de abril, Pemex declaró fuerza mayor sobre combustibles de PMI de mayo a julio, bajo el argumento de una menor demanda de combustibles para motor, cuyas importaciones ya no eran necesarias, según Reuters.
En la presentación de su reporte financiero, la petrolera indicó que la demanda de combustibles del 1 al 28 de abril cayó 72% respecto al mismo lapso de 2019.
Pemex no respondió de inmediato a las solicitudes de comentarios, reportó Bloomberg.
Recientemente, la firma que dirige Octavio Oropeza perdió el grado de inversión, luego de que Moody’s bajó a Ba2 su calificación, escenario en el que ya la tenía Fitch con BB.
Con S&P, la nota de Pemex es de BBB, dos niveles por encima del grado especulativo.
Las tres agencias calificadoras mantienen la perspectiva de Pemex como negativa.
