Los numerosos patrocinadores japoneses de los Juegos Olímpicos de Tokio se enfrentan, a dos días de la ceremonia de apertura, a un dilema ante un evento que alguien puede considerar hasta “tóxico” para su imagen en el país a causa del COVID-19.

“Los Juegos Olímpicos se transformaron en algo tóxico en Tokio, donde tienen un apoyo muy débil del gran público”, comentó Jules Boykoff, un profesor universitario especialista en deporte y política.

Boykoff indicó que para los patrocinadores nipones “estar asociado a un evento tan impopular se ha convertido en algo arriesgado a nivel de su imagen de marca. Es lo nunca visto en la historia política de los Juegos Olímpicos”.

“La marca de los Juegos Olímpicos de Tokio ha perdido completamente su buena reputación. Así que para los patrocinadores japoneses es preferible no explotar sus derechos asociados al evento a ejercerlos”, valora Taisuke Matsumoto, abogado de negocios y especialista del deporte.

El lunes, el gigante mundial del automóvil Toyota anunció que sus dirigentes no asistirán a la ceremonia de apertura de este viernes.

Otros patrocinadores japoneses han seguido el mismo camino. Los líderes de Panasonic y Bridgestone no irán tampoco a la ceremonia, por ejemplo, ni los responsables de los grupos tecnológicos NEC y Fujitsu, según los portavoces de esas empresas.

Compromisos récord

Los grandes patrocinadores del Comité Olímpico Internacional (COI), comprometidos para varias Olimpiadas, contribuyeron con 500 millones de dólares a los Juegos de Tokio. 

Otros sesenta patrocinadores japoneses inyectaron al evento 3,300 mdd, una cifra récord para los Juegos Olímpicos.

Pero si bien han respetado sus obligaciones financieras, todos se vieron en una situación difícil ante el aplazamiento de los Juegos Olímpicos de un año, de 2020 a 2021, y la oposición creciente de la población japonesa a albergar el evento, según numerosos sondeos.

En mayo, el diario Asahi, patrocinador oficial de los Juegos Olímpicos, pidió la cancelación del evento, al que calificó de “amenaza para la salud”.

La ausencia de espectadores penaliza esencialmente a los pequeños patrocinadores nipones, deseosos de ofrecer entradas a sus clientes y colaboradores profesionales, algo que acostumbra a ser una herramienta “muy eficaz” para las relaciones públicas en Japón, según destacó recientemente Matsumoto.

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Toyota renunció también a emitir una campaña publicitaria relacionada con los Juegos Olímpicos en Japón, temiendo un ‘efecto boomerang’.

Bridgestone va a contentarse con relacionarse con los fans a través de las redes sociales, con contenidos que den sobre todo protagonismo a los deportistas, explicó un portavoz.

Panasonic va a continuar utilizando los logotipos olímpicos y paralímpicos para algunos de sus productos y su publicidad. La estrella japonesa del tenis Naomi Osaka se convirtió recientemente a la embajadora de la marca, pero esa colaboración “no está centrada en los Juegos Olímpicos”, recordó el grupo.