El impacto económico del COVID-19 y menores tasas de interés pesaron sobre los resultados financieros de los bancos que operan en México.
La utilidad neta de los ocho principales bancos cayó 23.4%, equivalente a 9,901 millones de pesos, en el segundo trimestre del año, comparado con el mismo lapso de 2019.
Banorte, BBVA, Citibanamex, HSBC, Inbursa, Santander, Scotiabank y Banco del Bajío sumaron una utilidad neta de 32,478 millones de pesos, entre abril y junio de este año, por debajo de los 42,379 millones de pesos logrados un año antes.
El sector financiero reportó cifras débiles tras una importante afectación por el entorno de menores tasas de interés, mayores provisiones para hacer frente al impacto por COVID-19 para éste y futuros trimestres, y bajas comisiones cobradas tras una menor cantidad de transacciones
dijeron analistas de Intercam Banco en un reporte.
Los ocho bancos analizados tenían al cierre de mayo, una cartera total de 4.6 billones de pesos, equivalente a 85% de la cartera total de la banca múltiple del país, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).
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Los otros choques
El resto de los indicadores financieros siguió la misma línea que la utilidad neta. Los ingresos por intereses de los bancos cayeron 10.6% anual a 165,813 millones de pesos y el margen financiero retrocedió 8.7% a 105,676 millones de pesos.
Los bancos se enfrentan a un panorama complicado. Para lo que resta de 2020 y principios de 2021 se verán afectaciones por las bajas tasas de interés y por la crisis en la que estamos
dijo Eduardo López, analista de Ve por Más.
Desde agosto de 2019 a julio de este año, Banco de México ha recortado nueve veces su tasa de interés, desde 8.25 a 5%, es decir, 325 puntos base. Y la mediana de analistas que participaron en la última encuesta de expectativas de Citibanamex espera que la tasa de referencia cierre el año en 4.50%.
El impacto económico, derivado del COVID-19, provocó una contracción histórica de la economía mexicana. El Producto Interno Bruto cayó 18.9% anual en el segundo trimestre del año. En este escenario los economistas esperan ya una recuperación a partir de junio, sin embargo, esta comenzará a desacelerarse hacia finales de año.
Morosidad, falta lo peor
La pérdida de 1.1 millón de empleos formales, entre febrero y junio, afectaciones en 1.8 millones de empresas mexicanas y la reducción de ingresos en 65.1% de los hogares mexicanos han llevado a un incremento de la morosidad.
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El índice de morosidad (IMOR), que representa el retraso en el cumplimiento de pago por parte del acreditado, aumentó un cuarto de punto porcentual de mayo de 2019 a mayo de este año, para ubicarse en 2.41%, sin embargo, este puede aumentar de manera importante.
En julio terminó el programa de diferimiento de pagos que la banca dio a sus clientes para enfrentar la pandemia del COVID-19, por lo que, en agosto, los usuarios deberán comenzar a pagar las mensualidades con sus respectivos intereses extraordinarios.
Al 30 de junio, nueve millones de usuarios hicieron uso del diferimiento de pagos. Las cifras de la Asociación de Bancos de México indican que uno de cada cuatro créditos entraron al programa, es decir, 999,800 millones de pesos en crédito inscrito.
Los programas de diferimiento de pagos ayudan a que la morosidad no se haya disparado, pero una vez que se termine el plazo veremos incrementos, sobre todo, hacia la última parte del año
comentó Eduardo López.