Nissan dio a conocer este jueves un plan para transformarse en una automotriz más pequeña y con mejor eficiencia de costos, luego de que la pandemia de coronavirus exacerbó una caída de su rentabilidad, lo que derivó en su primera pérdida anual en 11 años.

Según el plan de cuatro años, la automotriz japonesa reducirá su capacidad de producción y sus series de modelos en cerca de 20% para disminuir alrededor de 300,000 millones de yenes (2,800 millones de dólares) en costos fijos.

Nissan cerrará plantas en España e Indonesia, dejará el mercado surcoreano y removerá su marca Datsun de Rusia, como parte de su estrategia para compartir la fabricación global de autos con sus socias Renault y Mitsubishi Motors.

Nissan también redimensionará su producción en América del Norte, pero sin cerrar plantas y centrándose en la fabricación de modelos estratégicos.

“Haré todos los esfuerzos por regresar a Nissan al camino del crecimiento”, dijo el presidente ejecutivo Makoto Uchida, y añadió que la compañía ha aprendido de errores pasados en la búsqueda por ganar participación de mercado global a cualquier costo.

Renault, Nissan y Mitsubishi Motors producirán de forma conjunta cerca del 50% de sus modelos a partir de este año y hasta el 2025, en un intento de mejorar la rentabilidad de las tres automotrices.

Esto “permitirá reducir los costos y los gastos de inversión hasta en un 40%” en cada vehículo que se fabrique en común, de acuerdo con un comunicado de la alianza franco-japonesa. El objetivo es que una de las empresas tenga el liderazgo en una región, un producto o una tecnología y los demás socios la sigan.

La producción de vehículos concebidos de manera conjunta va a reagruparse en una solo fábrica de la alianza “cuando se considere pertinente”, de acuerdo al comunicado.

De esta forma, Nissan será el referente para China, América del Norte y Japón. Renault lo será para Europa, Rusia, América del Sur y el norte de África. Mitsubishi tendrá a su cargo los países del sudeste asiático y Oceanía.

Cierre de planta en Barcelona desata protestas

Nissan confirmó su intención de cerrar su planta de Barcelona, que emplea a unos 3,000 trabajadores.

Según los sindicatos locales, 22,000 empleos indirectos también dependen de esta fábrica, que elabora vehículos todoterreno, pick-ups y la furgoneta eléctrica NV200.

Se trata de un duro golpe para España, segundo mayor fabricante de automóviles de la UE, un sector que representa 10% de su PIB.

Trabajadores de Nissan Motor se manifestaron en la planta de la empresa en Barcelona, símbolo centenario de la industria española del automóvil. Cientos de trabajadores quemaban pilas de neumáticos al grito de “guerra”.

“En plena pandemia de COVID-19, es realmente vergonzoso que una multinacional como ésta nos abandone”, se lamenta Jordi Carbonell, de 54 años, empleado en el servicio de compras.

El gobierno español lamentó esta decisión después de los numerosos “apoyos, ayudas y acompañamiento” públicos de los que se benefició Nissan y anunció que luchará por salvar puestos de trabajo.

En una conferencia en línea, el director general del grupo, Makoto Uchida, no quiso dar la cifra total de recortes de empleos y dijo que hay negociaciones en cada país con representantes del personal.

En 2019, Nissan contaba con 138,900 empleados en todo el mundo y ya había anunciado en julio pasado su intención de reducir en 10% su capacidad de producción para marzo de 2023, lo que implicaba eliminar unos 12,500 empleos en el mundo.

Así, el grupo continúa rompiendo con la política expansionista, que fue la estrategia de Carlos Ghosn, expresidente de la alianza Renault-Nissan.

Ghosn huyó a Líbano a finales de 2019, más de un año después de su detención en Japón por presunta malversación financiera.