Diez meses después de que los legisladores aprobaran la reforma para nacionalizar el litio en México, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) está por firmar el decreto que entregará las reservas del mineral en el país a la Secretaría de Energía.

A través de LitioMx, el organismo público descentralizado creado el pasado agosto, el gobierno busca encargarse de la exploración, explotación, beneficio y aprovechamiento del mineral, así como administrar y controlar las cadenas de valor del mismo.

Pero esto requerirá de años de desarrollo y cuantiosas inversiones que harán necesaria la participación de la iniciativa privada, según asociaciones, dependencias y analistas.

 En total, hablamos de miles de millones de dólares en todo el país solamente para explotar y decir ‘aquí hay litio’. De ahí vendría la parte de explotarlo

comentó Rigoberto García Ochoa, investigador del Departamento de Estudios Urbanos y del Medio Ambiente de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef).

El especialista mencionó que para una empresa puede tomar entre cinco y hasta 10 años en promedio explotar el mineral.

Un reporte emitido hace unos meses por la Administración de Comercio Internacional de Estados Unidos (ITA) apuntó que si bien algunos fabricantes de baterías podrían empezar a establecer plantas en México, podría tomar años para ver una industria del litio totalmente desarrollada en el país.

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Según datos del Servicio Geológico de Estados Unidos, México tiene recursos identificados por 1.7 millones de toneladas de litio, lo que lo sitúa en el décimo lugar a nivel mundial. Bolivia, que está en el primer puesto, tiene recursos estimados en 21 millones de toneladas.

La ITA agrega que México tiene un desafío adicional: “los depósitos se encuentran en gran parte en sustratos de arcilla que aún no son accesibles con la tecnología actual. Sin embargo, la tecnología estadounidense podría ser la clave para desbloquear el litio que se cree que se encuentra en ellos”.

Privados, necesarios

En abril, previo a la aprobación de la reforma a la Ley Minera, la Asociación de Ingenieros de Minas, Metalurgistas y Geólogos de México (AIMMGM) se pronunció sobre la afectación que podría tener para las finanzas públicas que el gobierno fuera solo en la exploración y aprovechamiento del litio.

“Pretender que sea sólo el Estado, a través de un organismo público quien pueda llevar a cabo el aprovechamiento del litio, implicará la asignación de recursos públicos en un proyecto que por definición es intensivo en capital, de largo plazo y de alto riesgo”, manifestó el grupo.

Rigoberto García coincide en que el gobierno carece de los recursos necesarios para avanzar solo en este camino sin recurrir a deuda.

Sin embargo, la postura del gobierno sobre los privados en torno al litio da señales de ser más abierta. El propio director de LitioMx dijo recientemente que buscarán asociaciones estratégicas con empresas privadas.

En cuanto a la concesión que se otorgó previo a la reforma y que hoy está en manos de la china Ganfeng Lithium, López Obrador declaró en enero que estaban buscando un acuerdo para evitar un conflicto legal con la empresa que, según dijo, “quiere la mina, pero no cuenta con los permisos completos”.

Baterías y Plan Sonora

LitioMx es parte del desarrollo tecnológico del llamado Plan Sonora, un proyecto de energías renovables que contempla vertientes que van desde la explotación y desarrollo de la cadena productiva de litio, abastecimiento de energía para México y Estados Unidos y licuefacción de gas natural para exportación.

Dentro de la cadena productiva, uno de los intereses que ha destacado el gobierno tiene que ver con las baterías para vehículos eléctricos, lo que a decir de Rigoberto García, es un mayor acierto que el enfoque en extraer el litio.

 Más que seguir pensando en fincar nuestras expectativas de desarrollo en la industria extractivista, parece mejor pensar en industrializar el país y en invertir en ciencia y tecnología

 aseveró.

El especialista considera que si continúan los trabajos que ha llevado a cabo Ganfeng (que compró las acciones de la británica Bacanora Lithium) en el área de La Ventana, en Sonora, podría obtenerse litio incluso en dos años para la industria nacional y exportación.

A decir de García, el llamado “oro blanco” difícilmente significará para México lo que el petróleo en décadas pasadas, pero sí podría aportar a su economía y, si se aprovecha bien, impulsar la industrialización y la tecnología, así como promover un desarrollo más inclusivo para las comunidades.

“Es importante que pensemos en qué parte de la cadena global de valor, por ejemplo de la fabricación de baterías, es donde debemos estar”, agregó.