El presidente Andrés Manuel López Obrador sorprendió a propios y extraños el sábado por la tarde, al publicar en su cuenta de Twitter que tuvo una llamada con Larry Fink, el número uno de BlackRock, la mayor gestora de fondos en el mundo y quizá también una fiel representación de ese término del que tanto busca separarse: el neoliberalismo.

“Nos decimos colegas”, dijo el mandatario esta mañana, en conferencia de prensa, dos días después de tener la videollamada en la que únicamente estuvieron presentes la CEO de BlackRock México, Samantha Ricciardi y el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard.

Atribuyó el calificativo a que Fink no era economista, sino politólogo, como él, y presumió que tenían incluso la misma edad, aunque el primero con un año de diferencia (67 años).

El encuentro virtual sucedió en Palacio Nacional, en el caso de López Obrador, y en la casa de descanso del mandamás de BlackRock, en Estados Unidos, quien se encuentra aislado ante las recomendaciones de las autoridades de salud por ser un adulto mayor.

El presidente detalló los puntos que discutieron en la conversación: cómo hacer frente al COVID-19, el papel de la Organización de las Naciones Unidas, la responsabilidad de los actores políticos y financieros ante la pandemia y un plan de apoyo a los países en desarrollo y a las economías más pobres, similar al Plan Marshall, aquel programa oficial de casi un lustro, implementado por Estados Unidos, para apoyar a la recuperación de Europa tras la Segunda Guerra Mundial.

Destacó la crítica que hizo especialmente a las instituciones monetarias internacionales, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. De ahí su insistencia para apelar al plan aplicado a finales de los años 40.

“Se requiere una especie de Plan Marshall, se lo plantee. Y yo no veo nada. No escucho al Fondo Monetario Internacional, no escucho al Banco Mundial. A lo mejor como que estoy muy atareado, más de lo normal, no estoy viendo noticias. Pero no hay ningún pronunciamiento de ayuda, de apoyo. No con créditos leoninos, sino cooperación para el desarrollo”, dijo a la prensa.

López Obrador dio un mensaje este domingo con motivo de los 100 días de su segundo año de gobierno, que causó gran expectativa entre la población, analistas e inversionistas ante el avance de la epidemia del COVID-19 en México y el impacto económico en los sectores productivos, que derivará en una inminente recesión.

El sector empresarial, en particular, esperaba medidas de apoyo económicas y financieras que contribuyeran a paliar la crisis, sin embargo, no hubo pronunciamiento alguno sobre un paquete de ayuda similar al que otros países han presentado y que contempla presupuestos incluso billonarios, como es el caso de Estados Unidos.

Esto es lo que dijeron los empresarios, enfurecidos

Pero el presidente piensa distinto y reiteró en conferencia que el caso de México era diferente, al mantener las reservas internacionales que no debían, por recomendación, ser tocadas por Banco de México.

“Afortunadamente nosotros tenemos nuestras reservas. Por eso, vuelvo a decir, una recomendación muy respetuosa al Banco de México. Son muy buenos profesionales técnicos, pero que no se vaya a caer en la tentación de empezar a soltar dinero de las reservas”.

De la irresponsabilidad de calificadoras

López Obrador aprovechó la llamada con Fink para extenderle su punto de vista sobre el actuar de los jefes de estados, dueños de fondos y entes financieros, incluyendo a las agencias calificadoras, de las cuales en el pasado ha catalogado de abusivas y poco empáticas, cuestionando su papel y forma de operar con las empresas y los países, en particular México.

“La irresponsabilidad de las calificadoras. (Le dije) que me parecía una falta de sensibilidad. Que el dinero no tiene sentimientos, pero estamos hablando de asuntos de interés público”, detalló.

El mandatario le extendió su molestia respecto a que las calificadoras revisen a los países que están sufriendo por el coronavirus, sugiriendo incluso esperar a que se estabilice el mercado. “Pasar un tiempo para emitir un fallo, una recomendación y no en el momento más crítico”, agregó.

También aprovechó para mencionar la guerra de precios del petróleo entre Arabia Saudita y Rusia, que a su parecer llegó en el peor momento para la economía mundial, por la pandemia, y del que aún no se llega a un acuerdo.

Poca intervención de la ONU

El ‘rompehielos’ de la llamada, antes de discutir la especie del Plan Marshall y la crítica a las calificadoras, fue el papel de la Organización de las Naciones Unidas en la emergencia sanitaria mundial.

“(Hablamos) el que se procurara la intervención de la ONU para que no se diera acaparamiento en medicinas y equipos que se necesitan para enfrentar la pandemia. Lamento mucho que la ONU no esté interviniendo más en este tema. Lo dije en la conferencia del G20”, relató.

La llamada del presidente con el CEO de BlackRock es la segunda que se le conoce ha realizado con personajes y líderes a nivel internacional, desde que estalló la crisis sanitaria en México y el mundo. La primera fue con los jefes de Estado de las 20 economías más importantes del mundo, que también ocurrió de manera virtual.

Se trató de la primera intervención de López Obrador como presidente de la nación, aunque en un contexto inédito, ya que mantiene firme la postura de no realizar giras internacionales, para concentrarse únicamente en los problemas políticos, económicos y sociales que aquejan al país.

También, como ha ocurrido en otras ocasiones en las que ha intercambiado diálogo con empresarios, como el CEO de Facebook, Mark Zuckerberg en 2019, las respuesta de Fink ante los planteamientos del mandatario no fueron públicos.