Las vitrinas del edificio de seis pisos que alguna vez ocupó la flagship store de Forever 21 en el centro de Ciudad de México lucen desiertas. No se ve ropa, maniquíes ni compradores, después de que la empresa se declaró en bancarrota en Estados Unidos.

La imagen es solo el reflejo del ocaso de muchas otras marcas icónicas de la industria del fast fashion o moda rápida en el mundo.

En su lugar comienza a nacer un nuevo modelo de negocio en México: la renta de ropa, que toma inspiración de las empresas estadounidenses Rent the Runway y Le Tote, además de la británica Girl Meets Dress y la china YCloset.

Las firmas extranjeras basan su estrategia en el pago de una mensualidad que oscila entre los 89 y 159 dólares, que permite a las usuarias alquilar desde cuatro a 15 prendas –dependiendo del monto del pago– para después regresar los artículos que las compañías se encargan de lavar y planchar para volverlas a poner a disposición de las clientas.

En México empresas medianas como Conspiración Moda y Del Desfile inician su recorrido por este camino. Ambas comenzaron en el negocio de renta de vestidos de noche, pero desde el 2018 ampliaron la oferta de artículos más casuales como vestidos para desayunos y otras prendas de uso cotidiano.

Lo que comenzó siendo un negocio de vestidos de renta para una boda, o eventos especiales, comienza a convertirse en uno que incorpora prendas más casuales, para comidas, desayunos o fiestas. Exploramos incorporar la opción de una mensualidad a modo de un Spotify de la moda

dijo Cecilia Carranza, socia fundadora de Del Desfile.

Por el momento, la empresa sólo renta indumentaria de entre cuatro a ocho días por un precio que varía entre los 1,000 a los 2,000 pesos y cuenta con una unidad que funciona como showroom ubicada en Lomas de Chapultepec, Ciudad de México.

Por otro lado, Michelle Gutiérrez, CEO y fundadora de Conspiración Moda, coincidió que la opción de pagar una mensualidad es una “opción maravillosa” para aquellas personas que quieren tener un closet más amplio sin la necesidad de comprar de forma física.

Poco a poco vamos incorporando otras piezas de uso común (…) Estoy pensando que en un año o un año y medio podría estar listo este nuevo concepto de mensualidades, mientras nos da tiempo de educar a la gente de las bondades que tiene esta forma de adquirir ropa

comentó Gutiérrez.

Hasta el momento, Conspiración Moda posee sólo el formato de renta en cuatro unidades, la mitad en Guadalajara y el resto en la zona conurbada de Ciudad de México por un periodo de cuatro a ocho días con precios que parten de los 1,500 pesos y pueden superar los 2,000 en algunos casos.

Añadió que en promedio un vestido se utiliza máximo tres veces, después de eso, la dueña lo considera como viejo o “muy visto”, además de que por lo regular es la prenda más costosa de todo el atuendo.

Mercado apetecible

El valor de mercado mundial de la renta de ropa en línea alcanzó los 20,000 millones de dólares en 2017 y se estima que tendrá una tasa de crecimiento anual de 9.4% a 2025 para alcanzar los 31,000 millones, de acuerdo a la consultora Grand View Research.

El estudio detalla que la popularidad de vlogs, películas y televisión alimentan a este mercado, porque necesitan de ropa por periodos cortos de tiempo que tengan un precio accesible, el cual se obtiene al rentarlo la indumentaria, en lugar de comprarla.

“Alquilar un producto siempre es rentable y más aún en esta industria (de la moda) donde las tendencias siguen cambiando y los consumidores no prefieren repetir la ropa. Como resultado, los consumidores prefieren alquilar ropa para mantenerse a la moda”, detalla el reporte.

Otro punto clave para la expansión del negocio es la penetración del e-commerce sobre las ventas de los productos.

Sin embargo, la consultora también menciona que existen factores que obstaculizaran su crecimiento. Entre ellos enumera las posibles regulaciones inadecuadas, baja conciencia del consumidor y una menor aceptación social.

Más que una moda, una necesidad de sustentabilidad

Nunca fue más fácil y barato comprar ropa. El modelo de fast fashion responde a que grandes marcas como Zara, H&M o Pull&Bear crean una necesidad en los consumidores de adquirir los artículos, aunque no sean indispensables, para después desecharlos y volver a comprar una prenda nueva.

Este modelo provoca problemas desde el punto de vista ecológico hasta el laboral. Los insumos que se necesitan para la producción de ropa, hasta las condiciones de trabajo de quienes la maquilan y el problema del manejo de basura en forma de prendas.

El modelo actual no funciona para el medio ambiente y las personas que trabajan en ellas, por las implicaciones en el proceso de la producción de ropa, las malas condiciones de quienes la elaboran y el manejo final de la ropa

Carry Somers, fundadora y directora global de Fashion Revolution.

Éste es un movimiento global sin fines de lucro con presencia en más de 100 países, cuya misión es crear una industria de la moda que conserve y restaure el medio ambiente y valore a las personas por encima del crecimiento y las ganancias.

Por su parte Efraín Martínez, coordinador nacional de Fashion Revolution comentó que, aunque las compañías de Fast Fashion tienen campañas de sustentabilidad, estas no alivia el problema.

“Las marcas tienen promociones para que los consumidores dejen su ropa usada y en cambio se les da cupones de descuento para la tienda. Son campañas de solo publicidad”, dijo.