La cadena de tiendas departamentales JCPenney presentó este viernes su solicitud de protección por bancarrota en Estados Unidos, con planes de cerrar permanentemente algunas tiendas y explorar una posible venta.
El impacto de los cierres económicos provocados para frenar la pandemia de COVID-19 fue el último golpe para esta minorista, ya de por sí debilitada por la caída en el tráfico en los centros comerciales ante el avance del comercio electrónico.
Además de un pago de deuda de 105 millones de dólares en junio y gastos por intereses de 300 millones de dólares anuales, la cadena tiene más de 2,000 millones de dólares de deuda con vencimiento en 2023.
La empresa dijo que llegó a un acuerdo con sus acreedores para obtener financiamiento por 900 millones de dólares para ayudar a mantener las operaciones mientras se desarrolla el proceso de quiebra en una corte en Corpus Christi, Texas.
Además, el minorista con 118 años de historia dijo que tenía 500 millones de dólares adicionales en efectivo antes de presentar la solicitud.
Según reportes previos, la cadena busca cerrar permanentemente 200 tiendas, aunque la cifra podría fluctuar conforme avanzan las negociaciones con sus acreedores.
En un momento, JCPenney llegó a tener 1,600 tiendas y más de 200,000 empleados.
Otras bancarrotas minoristas
Otras cadenas minoristas también están luchando con el impacto del coronavirus y el abandono del consumo por medios tradicionales.
A inicios de mes, Neiman Marcus y J. Crew presentaron solicitudes de protección por bancarrota después de que no lograron acuerdos para reorganizar sus finanzas.
Stage Stores, una cadena de tiendas departamentales en zonas rurales de Estados Unidos, dijo a principios de esta semana que está en busca de un comprador.