Un reto emerge para las empresas en 2022 será cumplir con sus obligaciones crediticias y evitar caer en la insolvencia, pues los análisis apuntan a un alza de doble dígito a nivel mundial en su incapacidad de pagar el financiamiento que obtienen a través de sus proveedores.
Sin embargo, México está mejor parado que otros países por el crecimiento económico en Estados Unidos gracias a los estímulos fiscales sin precedentes que se implementaron a raíz de la emergencia sanitaria por el COVID-19, debido a la exposición comercial con ese país.
Una muy buena parte de la economía mexicana no depende del sector doméstico sino de exportaciones y entonces, nosotros nos hemos visto directamente beneficiados de las medidas de apoyo que se tomaron en Estados Unidos
dijo en entrevista Sergio Hernández, CEO y presidente de CIAL Dun & Bradstreet
La reducción de cargas impositivas y la entrega de subsidios a las compañías estadounidenses permitieron mantener vivas las principales cadenas de exportación de las que depende en gran medida el Producto Interno Bruto (PIB) de México, particularmente de manufacturas, autopartes y electrónicos.
De acuerdo con un estudio de la aseguradora de crédito comercial Euler Hermes, la insolvencia comercial aumentará 15% en 2022, comparado con el año anterior, que de producirse sería el mayor ascenso anual desde la crisis financiera de 2009.
En otro escenario, la insolvencia de las empresas comerciales escalarán 33% el próximo año, respecto a 2019, según un análisis de Atradius, operador global en seguros de crédito. Un punto de presión que contempla son las distintas variantes del COVID-19, que pueden obligar a nuevas medidas de confinamiento, como la ómicron, que fue clasificada como “preocupante” por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Pese a ello, la región América del Norte no sufrirá tanto gracias a la recuperación de la economía de Estados Unidos. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima una expansión del PIB estadounidense de 6.0% este año y 5.2% el siguiente.
En contraste, en Europa la previsión es que el nivel de insolvencia crecerá por segundo año consecutivo, por empresas de países como Italia y Reino Unido, que verán alzas de 34 y 33%, respectivamente, en comparación de 2019.
La forma como la insolvencia ha pegado varía mucho de un país a otro, depende mucho de la estructura económica y las cadenas de valor de cada uno de los países y también en la disponibilidad o no de financiamiento alternativo al crédito comercial
mencionó Hernández
El especialista subrayó que si bien decenas de miles de pequeñas empresas quebraron en México por su incapacidad de generar ingresos durante el confinamiento y ante la falta de estímulos más agresivos del gobierno federal, se relajaron los criterios regulatorios a los bancos con el objetivo de acelerar el otorgamiento de crédito a las empresas, sobre todo a las más vulnerables.
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Crédito de la banca en México es restrictivo
La penetración del crédito bancario en México es de entre 22% o 24% del PIB, mientras que en Estados Unidos es cercano al 160%, ya que en el país este esquema de financiamiento siempre ha sido bastante restrictivo y caro en comparación con economías similares y países desarrollados.
De hecho, de acuerdo con la última Encuesta Trimestral de Evaluación Coyuntural del Mercado Crediticio a cargo de Banco de México (Banxico), el financiamiento mediante proveedores aumentó a 67.4%, respecto al 65.6% del periodo inmediato anterior.
En tanto, 36.1% de empresas obtuvieron recursos a través de la banca comercial y a pesar de que esto también significó un incremento en comparación del periodo abril-junio, este esquema se volverá menos atractivo el por el ciclo alcista de tasas que comenzaron bancos centrales de algunas economías emergentes, entre ellos Banxico, debido a las presiones inflacionarias a nivel global por la escasez global de suministros.
Aunque está previsto que las interrupciones de la cadena de suministro comenzarán a disminuir en lo que queda de 2021, la escasez de semiconductores se mantendrá, al menos, una parte del próximo año, lo que presiona a la baja a industrias como la automotriz, incrementa tiempos de entrega y costos de producción.