La drástica caída de los precios del crudo y una menor demanda de combustibles debido a la pandemia de COVID-19 provocó la eliminación de 107,000 empleos en la industria del petróleo, gas y petroquímicos en Estados Unidos entre marzo y agosto.

Es la tasa más rápida de despidos de la industria en toda su historia, de acuerdo con un estudio publicado el lunes por la firma Deloitte.

En comparación, entre julio de 2014 y junio de 2016, las compañías petroleras borraron 200,000 puestos de trabajo, apenas 93,000 menos que en los meses más críticos de la contingencia sanitaria de 2020.

Estos despidos a gran escala, junto con la creciente ciclicidad en el empleo, están desafiando la reputación de la industria como un empleador confiable

señala el informe

La industria fue considerada una de las principales empleadoras durante décadas, sobre todo en estados con mayor capacidad de producción como Texas y Dakota del Norte.

En 2014, un exceso de oferta ante el aumento de la producción de países como Irak, Brasil y Canadá provocó que el barril perdiera 50% de su valor, lo que comenzó a detener las contrataciones en el sector.

Ahora el coronavirus obligó a las mayores compañías estadounidenses a detener por completo las contrataciones y reducir sus gastos de operación. 

En los peores meses de la pandemia, entre abril y julio, la pérdida de empleos en Estados Unidos ascendió a 22.2 millones de plazas.

70% de los empleos no volverán

Solo 30% de los empleos perdidos en 2020 en el sector se recuperarán el próximo año, estima Deloitte, aunque esto dependerá de que los precios del petróleo alcancen un nivel de 45 dólares por barril.

El petróleo, considerado como un activo de riesgo, perdió terreno en los mercados, pues las medidas de aislamiento vaciaron las calles y limitaron el tránsito de vehículos.

Tanto el WTI de Estados Unidos como el Brent del Mar del Norte han perdido alrededor de 35% de su valor durante el año. En abril, el WTI cayó a territorio negativo por primera vez en su historia.

En un escenario más pesimista, en el que el precio del barril cierre el año cotizando en 35 dólares, la recuperación de puestos de trabajo será de 3%.

Un cambio en la cotización del barril de un dólar afecta hasta 3,000 empleos de la industria, según Deloitte.

Los mercados están a la espera de un nuevo paquete de estímulos fiscales que es negociado en Washington, lo que da esperanzas de que la recuperación de la economía se podría acelerar.

Para estabilizar la caída de los precios, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados, un grupo conocido como OPEP+, recorta su producción desde el 1 de mayo.

En agosto, la OPEP+ redujo a 7.7 millones de barriles diarios los recortes, desde 9.7 millones y los mantendrá en ese nivel hasta finales del año, con la posibilidad de extenderlos si las afectaciones en el mercado persisten. 

¿Qué sigue?

Tras el golpe de la pandemia, ahora las compañías se enfocarán en un modelo de negocio que integre el capital humano y las herramientas digitales, además del trabajo remoto, prevén analistas.

Sin embargo, esto dificulta la capacidad de mitigar los riesgos, como el cumplimiento normativo, y garantizar las tareas clave que solo pueden ser llevadas a cabo de manera presencial.

“Una de las áreas críticas, por ejemplo, es la inspección y el mantenimiento regulares de pozos y plantas, que generalmente requieren personal y técnicos en el sitio”, indica el reporte de Deloitte.

La transición hacia las energías renovables también representa una amenaza para la industria