La industria del plástico en México está en un punto sin retorno: comenzar a producir y distribuir productos compostables en sustitución a los realizados a base de polímeros que tardan siglos en desintegrarse o ver a su negocio desaparecer.

La reciente reforma a la Ley de Residuos Sólidos del Distrito Federal, para prohibir el uso y distribución de bolsas, cubiertos, palillos mezcladores, platos, popotes, hisopos, entre otros, en la capital del país para el 2020, ponen en jaque a una industria que se estima tiene un valor de 23,000 millones de dólares, según datos de la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (Anipac).

La afectación para la industria es casi del 72%, proporción que representa el volumen de producción anual de envases, embalajes y de bienes de consumo general que se registra en el país.

El impacto negativo que tienen estas propuestas es considerable para toda la industria. Se propone dejar de utilizar productos hechos de plástico para dar lugar a otros biodegradables, cuando la solución es reutilizar los artículos o reciclarlos

dijo Aldimir Torres Arenas, presidente de la Anipac.

Ahora, las compañías están explorando nuevos materiales como el PLA, realizado con almidón de maíz, que resulta compostable, pero aún no tienen una fecha para hacer girar su negocio.

“Es un proceso que no se puede hacer de la noche a la mañana, pero ya estamos en pláticas con proveedores del PLA para hacer uso de esta materia prima en sustitución al polietileno”, comentó Alain Ponce de León, director general de Industrias Internacionales de Plástico.

La empresa se especializa en la producción de popotes, utensilio que sufrió desde el año pasado, cuando la Secretaría del Medio Ambiente (Semarnat) inició una campaña para disminuir su uso debido al impacto negativo en el medio ambiente y las especies marinas.

El objetivo de la reforma es que la industria del plástico sea corresponsable del destino final del producto, además de concientizar a la ciudadanía sobre el cuidado del medio ambiente.

También contempla que las únicas bolsas que se puedan dar son aquellas que sean compostables, que puedan ser susceptible a biodegradarse como mínimo al 90% en seis meses.

Compostable pero no en cualquier lugar

De acuerdo a expertos en el tema, el hecho de que un producto sea compostable no significa que se pueda deshacer en cualquier lugar, ya que tiene que cumplir con ciertas condiciones para que así suceda.

“Existe una creencia errónea que un producto compostable pueda deshacerse en cuanto tenga contacto con la tierra, cuando la realidad es que se tiene que descomponer en un entorno controlado”, dijo Ponce de León.

Añadió que, existe un peligro a que la basura en las calles aumente y que la mala disposición final de los artículos aumente por la creencia errónea de su desintegración.

Regulación para los productos “ecofriendly”

De acuerdo al directivo de Industrias Internacionales de Plástico, no todos los productos que se venden con la etiqueta de compostables lo son, porque están conformados con un alto porcentaje de plástico y una mínima parte del material que el suelo puede absorber.

“La empresa que comercializa popotes a base del hueso de aguacate, tiene una proporción mayor al 50% de polietileno, pero aun así se comercializa como compostable”, dijo Ponce de León.

Añadió que la empresa de origen chino Ecoshell también hace uso de estas prácticas.

“Se tiene que regular y comprobar que los utensilios vendidos con este etiquetado cumplan lo que dice y no estén compuestos con una participación mayor de plástico”, comentó.