La compra de las 13 plantas de Iberdrola por parte del gobierno mexicano presenta retos y beneficios para ambas partes, pero también deja un mal sabor de boca entre la iniciativa privada y poca claridad en puntos clave.

Algunas incógnitas tienen que ver el impacto financiero que tendrá la operación, los litigios y lo que pasará con la figura de Productores Independientes de Energía (PIE).

La venta de activos que incluye un parque eólico en Oaxaca y 11 centrales de ciclo combinado, se acordó con el gestor de activos Mexico Infraestructura Partners (MIP) y estará financiada por el Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin) y la banca de desarrollo.

Si bien las autoridades hacendarias establecieron que la compra no se agrega a la deuda presupuestal, sí es deuda que se registra fuera de balance, aunque aún no se puede asegurar cuál fue el esquema utilizado, comentó Víctor Gómez Ayala, catedrático del ITAM.

En un análisis, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) afirmó que al final del día, la transacción se hará con recursos públicos y que legalmente la propiedad de las centrales y la gestión del fideicomiso será privada.

Presión fiscal

Para el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) del Consejo Coordinador Empresarial, el acuerdo es una mala señal para la inversión y que implica presiones fiscales a futuro.

En su nota de análisis semanal, el brazo de investigación de la máxima cúpula empresarial indicó que el convenio no implica más generación de electricidad, pero sí requerirá más recursos públicos para mantener su operación en el tiempo.

 Sin duda hay una presión fiscal, la primera de carácter operativo, que impacta el déficit en flujo de CFE, porque al ser el operador tendrá que incurrir en los gastos de ponerlas en marcha

comentó Gómez Ayala.

Además, 10 de las plantas involucradas en las transacción operaban como Productores Independientes de Energía (PIE), una figura en la que los proyectos venden su producción a la CFE con descuento y aún no se define cuál será su futuro.

“Falta determinar si el nuevo titular mantendrá el esquema de precios o a qué precio le va a vender la energía y cómo se relaciona con la tarifa que va a apagar MIP a la CFE por la operación”, agregó Ayala.

Según el Presupuesto de Egresos de la Federación, CFE tiene un gasto programable de 307,066 millones de pesos (mdp) para generación de energía eléctrica para este año.

De este monto, el 54.2% (166,410 mdp) se destinará a la operación y mantenimiento de las centrales generadoras y 4.9% (15,047 mdp) para el mantenimiento de infraestructura.

En el lado de los beneficios, la CFE gana en generación al crecer su participación de mercado, en particular en el noreste y tendrá un jugador menos con el cual competir en el suministro, apuntó Arturo Carranza, especialista en energía.

Iberdrola, enfocada y con vía libre para proyectos 

Para la empresa española, el acuerdo implica renunciar a la mayor parte de su capacidad instalada en el país (76.3% de sus 11,197 MW), pero le da recursos para invertir en otros proyectos, le permite avanzar en su estrategia de crecimiento enfocado en energías renovables y dejar atrás los conflictos.

 México tiene un potencial impresionante de generación de energía renovable y esa es la apuesta de Iberdrola (…) con este acuerdo se dan otras condiciones de participación, el presidente le había cerrado las puertas y ahora se le han vuelto a abrir

 señaló Carranza.

En una conferencia con analistas a propósito de la venta, ejecutivos de la empresa mencionaron su interés por países con categoría crediticia A, como Estados Unidos, donde ven más oportunidades en el mediano y largo plazo.

Sin embargo, la empresa destacó que seguirá en México, con previsiones para crecer en energías renovables y con clientes privados, e incluso ve nuevas oportunidades para desarrollos renovables bajo una mejor relación con el gobierno.

“Hay una gran oportunidad en México por el nearshoring (…) sabemos que hay planes importantes para desarrollar industrias en México, eso necesita energía y estamos dispuestos a invertir en eso, tenemos que esperar un poco para ver cuáles son las nuevas políticas después de este acuerdo”, dijo José Sainz, director financiero de Iberdrola a analistas.

El presidente Andrés Manuel López Obrador y la compañía tuvieron una relación tensa casi desde el inicio de su administración, a la que se sumaron arbitrajes con la CFE y una multa histórica por parte de la Comisión Reguladora de Energía (CRE).

David Mesonero, director global de Desarrollo Corporativo de Iberdrola, mencionó que en la venta se incluyen los activos en el centro de estos conflictos: Monterrey III y IV, Topolobampo III y la planta de cogeneración Enertek.

“En términos de los problemas regulatorios que teníamos con el gobierno, como la mayoría de ellos estaban en los activos que vendimos, los problemas regulatorios se van con esos activos. Podemos decir que estamos casi libres de cualquier problema con el gobierno”, dijo Mesonero.