El presidente Andrés Manuel López Obrador prometió una vez más presentar al público el plan de infraestructura en materia energética, el cual ha sufrido múltiples retrasos desde su anuncio a finales del año pasado.

En este tiempo, la visión de la iniciativa privada y la del gobierno federal sobre el sector energético parecen alejarse cada vez más una de la otra, por lo que los proyectos que se presentarán dentro de dos semanas podrían ser una sombra de lo que se había prometido en 2019.

“Lo que (en un principio) propuso el sector privado en materia de inversiones era una billonada. Estamos hablando de más de dos billones de pesos en una inversión multianual”, comentó Víctor Ramírez, analista del sector energético.

“La última vez que el presidente dijo que (el acuerdo) iba a salir, anunció inversiones de alrededor de 300,000 millones de pesos. Esto hace pensar que se está hablando sólo de las obras prioritarias de CFE y que esto podría ser licitado”, dijo el experto.

Ramírez consideró que estos proyectos sólo resolverían algunas necesidades de CFE, y que la incógnita más grande sería el origen del dinero que financiará los proyectos, pero estos no incluirían a la iniciativa privada.

Lo que el sector energético espera del plan es que impulse las condiciones necesarias para que este vuelva a ser palanca de desarrollo nacional. Sin embargo, esto contradice de forma directa la política mostrada por el gobierno federal, y sobre todo lo mencionado en el memorándum que fue filtrado este mes.

“La administración no se siente cómoda con la participación privada, y lo que se está buscando es la forma de beneficiar a CFE dentro del marco vigente”, advirtió René Narváez, especialista en el mercado eléctrico. “Esta ideología va a venir impresa en el plan, no podemos negar esa realidad”.

Una de las principales afectaciones para el mercado es que sólo se está permitiendo el crecimiento de uno de los jugadores del sector de generación eléctrica. El principal problema, es que este jugador no tiene dinero, lo que podría limitar su habilidad de satisfacer la creciente demanda de energía en México.

“La nueva inversión estaba bajando los costos de energía en el mediano y largo plazo. En 15 o 20 años se podría satisfacer la demanda, pero a un costo más alto, y esto va a terminar afectando la economía porque nadie va a invertir en construir una fábrica en un lugar donde la energía es cara”, advirtió Ramírez.

Narváez recordó además que existen necesidades imperantes en el sur y el noroeste del país, por lo que CFE podría beneficiarse de la participación privada en el desarrollo de proyectos que incluso podrían ser operados por la propia empresa estatal.

Estos proyectos cobran aún más relevancia debido a la falta de obras en materia de transmisión por parte de la Comisión, que por ley es la única en posibilidades de realizar estas obras.

“El desarrollo de capacidad de generación podría venir porque el costo de endeudamiento es mayor si lo desarrolla CFE que otras empresas que tienen acceso a distintas fuentes de financiamiento. Pero no creo que la Comisión vaya a ceder mucho en esta materia por la postura que ha habido sobre la participación de privados en generación”, señaló Narváez.