La geoingeniería -la intervención a larga escala de los sistemas naturales de la tierra- ha sido visto como una alternativa viable para combatir el cambio climático en algunos sectores de la comunidad científica.

Estudios recientes sugieren que la dificultad para alcanzar las metas de mitigación de emisiones, o la renuencia de ciertas empresas a hacerlo, podrían provocar el uso de varias tecnologías en distintas etapas de experimentación.

La primera alternativa es el manejo de radiación solar. El proceso, que ha sido estudiado desde hace más de 45 años, comprende la inyección de aerosoles a la atmósfera para reflejar la luz solar entrante y limitar así la cantidad de radiación absorbida por el planeta. El grueso de experimentación en este rubro se ha realizado a través de modelados computacionales, y la posibilidad de experimentar en el ambiente ha probado ser controversial.

Sin embargo, de acuerdo con un estudio publicado esta semana en Environmental Research Letters, científicos de la University College London creen haber probado que, si las metas se establecen en el 50% del calentamiento esperado, se podría ralentizar el cambio climático sin afectar ciertas zonas de forma involuntaria.

La segunda alternativa ha resultado mucho más popular y ha atraído investigaciones por parte de distintos gobiernos y de la iniciativa privada: la absorción de dióxido de carbono. Como su nombre lo indica, esta tecnología consiste en eliminar el CO2 de la atmósfera, pues es considerado el componente con mayor incidencia en el alza mundial de temperaturas.

Las dos empresas líderes en este sector son la suiza Climeworks, con su tecnología de captura directa de aire, y la canadiense Svante, con su tecnología de captura industrial. En enero de este año, ambas empresas anunciaron un acuerdo para comenzar pruebas que les permitirían fusionar sus respectivas tecnologías.

¿Qué tal si pudiéramos impedir que el cambio climático alcanzara niveles peligrosos? Nuestra Captura Directa de Aire puede hacer eso. Mira nuestro nuevo filme y difunde:

Según el Centro Internacional para la Investigación Climática y Ambiental de Noruega, prácticamente todos los escenarios modelados que han conseguido las metas del Acuerdo de París incluyen la absorción de CO2 y otras medidas de emisiones negativas.

Actualmente, Climeworks cotiza el costo de capturar una tonelada de CO2 del ambiente en 600 dólares, pero esperan que su alianza con Svante logre reducir este precio a 100 dólares por tonelada.

Los avances técnicos en ambas áreas de geoingeniería podrían convertirla en una ciencia que por fin sea adoptada por los tomadores de decisiones después de una larga historia de escrutinio y rechazo público. En sus inicios, la geoingeniería sugirió medidas tan radicales como utilizar nieve artificial para prevenir el derretimiento de los polos y cambiar el brillo del mar mediante la siembra de ciertas especies.

La ciencia ha modificado sus expectativas para apuntar a metas más asequibles como el uso de carbono como fuente de bioenergía y la creación de tierra negra a partir de procesos de biomasa. Una vez que los experimentos se encuentren suficientemente avanzados, estas podrían ser los siguientes frentes en la lucha para contener los efectos de la crisis climática.