La política pública de Almacenamiento Mínimo de Petrolíferos, conocida comúnmente como inventarios mínimos, comenzó a ser obligatoria el pasado 1 de julio, pero aún cuenta con áreas de normatividad poco claras que podrían modificar la forma en la que el sector gasolinero operará en los próximos años, lo que tiene nerviosos a algunos de sus actores.
“Es un momento de incertidumbre y de ajustes de último minuto que estamos haciendo un poco a ciegas, o al menos con lo que entendemos que el regulador podría pedirnos”, dijo a EL CEO el directivo de un grupo gasolinero que prefirió no ser nombrado.
“Las estaciones de servicio tenemos que empezar a modificar nuestras relaciones con los comercializadores y asegurarnos de que cumplan con las políticas necesarias para no afectar nuestras propias cadenas de valor. Sin querer nos convertimos en capataz porque no sabemos quién más lo va a hacer ni cuándo”, lamentó la fuente.
Esta preocupación ha sido repetida por distintas voces del sector, que han externado que se necesitan medidas de supervisión más allá de los reportes propios de los permisionarios, pues estos pueden no ser totalmente fidedignos, lo que eliminaría el impacto que la política pretende tener en la infraestructura nacional.
A pesar de las carencias del marco normativo, la política sí ha tenido avances en las últimas dos semanas. Uno de ellos, probablemente el más importante, ha sido la apertura de Pemex a la emisión de tickets.
“Las cosas se han acomodado un poquito más. Pemex accedió a abrir los tickets no sólo a sus clientes, sino a cualquier interesado, y eso da un poco de alivio al mercado”, explicó Santiago Arroyo, abogado experto en el sector. “La presión por la insuficiencia de almacenamiento hizo que se flexibilizara (Pemex)”.
Arroyo señaló que estos cambios pueden provocar cierta relajación con respecto al tema, sobre todo dada la poca demanda de combustibles que el mercado sigue experimentando.
“Estamos por debajo de un 30% en la demanda contra el año pasado, y es difícil que tengamos problemas de contingencia en los próximos meses, lo que puede dar alivio (al almacenamiento)”.
El experto señaló que los problemas podrían presentarse más adelante, cuando se emitan más permisos de comercialización o importación. Otro elemento de riesgo sería que la demanda comience una tendencia al alza, lo que se antoja complicado, dado que algunos analistas esperan una nueva caída provocada por una segunda ola de contagios de coronavirus.
“Viene una época de tranquilidad muy efímera, donde los pocos que hayan quedado fuera del almacenamiento y no alcancen tickets serán los que se tengan que pelear con el mercado secundario”, explicó Arroyo.
La baja demanda del mercado actual no exime al sector de posibles problemas derivados de limitaciones geográficas, por lo que los comercializadores y gasolineros están a la espera de que el accionar de la Comisión Reguladora de Energía les permita emitir acciones más concretas para garantizar que se encuentran dentro de las exigencias de la política.
“Entre más alejado del centro más riesgos hay de desabasto. Tenemos la ventaja de que hay una demanda disminuida, pero un elemento como un huracán, una tormenta tropical o un sismo puede generar un problema focalizado geográficamente que puede generar problemas con los tickets de almacenamiento”, advirtió Arroyo.