El presidente Andrés Manuel López Obrador adelantó que este jueves se podrían ver avances en las negociaciones de los gasoductos que se encuentran detenidos. Mientras tanto, el Gobierno se enfoca también en el proyecto de la Unidad Flotante de Almacenamiento y Regasificación de Gas Natural Licuado (FSRU), que podría funcionar como una alternativa para surtir a la Península de Yucatán y que ha sido criticado por expertos debido a los altos costos de la molécula, la ubicación y la posible parcialidad del concurso.

El proyecto no es nuevo. La administración de Enrique Peña Nieto había promovido una planta flotante de regasificación en Coatzacoalcos, en el puerto de Pajaritos. Su funcionamiento estaba supeditado a la plena operación de la red de gasoductos y la estación de compresión de Cempoala, para evitar que el gas fluyera hacia el norte.

Cuando se habla de conectarlo por ducto, el tema es que de cualquier forma no va a haber suficiente gas para la región del sureste. Aún conectando el marino (el de Texas-Tuxpan) hay muchas necesidades ya comprometidas, por lo que hace falta un proceso de licuefacción. No es uno u otro, necesitas el marino y necesitas proyectos de gas licuado

Rodrigo Favela, Socio, HCX

Lo grave, dice Favela, es que la reubicación del proyecto impide que este surta a las plantas petroquímicas de Pemex en Coatzacoalcos, que también tienen necesidades importantes, así como a Salina Cruz, que actualmente opera con combustóleo. Además de que Dos Bocas requerirá de un mayor número de obras de dragado y adecuación del puerto, lo que aumentará el costo de la obra.

La alternativa de la FSRU conlleva un precio más alto por molécula debido al proceso de regasificación que debe atravesar para poder entrar a la red de ductos. Además, Dos Bocas también requerirá de la construcción de alrededor de 80 km de ductos para poder conectarse a la red nacional.

(La diferencia de inversión entre FSRU y gasoductos) depende completamente del espacio de inversión que le quieras dar a los privados. La planta flotante no es propiedad de Pemex, sólo va a rentar la plataforma y pagar una tarifa por la regasificación. En gasoductos ya lo vimos: las empresas agarran su propio costo, ponen los gasoductos y el contratante paga la tarifa. No es necesaria una inversión estatal tan grande

Gonzalo Monroy, Director, GMEC

Existen rumores en el sector sobre que la actual administración está pensando financiar una parte de la inversión mediante un roll-in. Es decir, todos los usuarios de SISTRANGAS verían sus tarifas elevadas para poder pagar el costo del proyecto.

El proyecto original de Pajaritos estaba calculado alrededor de 600 millones de dólares, mientras que el actual está estimado en 1,000 millones de dólares. Otra opción para atender de forma específica a Yucatán sería hacer pequeños proyectos en la península que ascenderían a 300 millones. “Yo creo que de las tres opciones, Dos Bocas es la peor”, dijo Favela.

La licitación, por unos 400 millones de dólares, cuenta con la participación de la francesa Sofregaz, la italiana SNAM, la estadounidense Excelente, la holandesa Vitol, la mexicana Opus y las noruegas Hoegh y Golar; esta última, de la mano de la mexicana Prodi.

Actualmente el país tiene tres plantas de gasificación, todas con el involucramiento de CFE: Altamira, Ensenada y Manzanillo. Sin embargo, estas fueron establecidas con un panorama distinto en el mercado de gas: previo a la entrada del fracking en Estados Unidos y el descenso crítico en los precios que esto provocó.